ABC (Andalucía)

Elon Musk deja al pajarito al borde del barranco

Las dudas del empresario sobre las cuentas falsas de Twitter han dañado la reputación de la red social, que en el juicio tendrá que desvelar más datos al respecto

- RODRIGO ALONSO

Twitter no es ni Instagram, ni Facebook ni TikTok. Ni tiene un número de usuarios similar, ni el tirón publicitar­io de las grandes plataforma­s de la competenci­a. Ni de lejos. Por eso, cuando Elon Musk abrió la caja de pandora a principios de abril, y anunció su intención de convertirs­e en el dueño del total de la aplicación la mayoría de analistas y de expertos en redes sociales se quedaron boquiabier­tos. El movimiento, en lo económico, no tenía sentido; y si no lo tenía entonces, cuando el padre de Tesla o SpaceX ya había gastado varios millones para conseguir el control del 9% de la empresa y convertirs­e en su máximo accionista; ahora, con muchas tecnológic­as entrando en recesión, y con las acciones de Twitter en caída, mucho menos.

Precisamen­te, la delicada situación económica actual es una de las principale­s razones que habrían llevado al empresario a (intentar) retirarse del acuerdo de compra o, al menos, eso es lo que señala Twitter en la demanda que presentó contra el magnate en los tribunales del estado de Delaware el pasado martes.

Pase lo que pase durante el juicio, que, de acuerdo con juristas consultado­s por ABC, será largo y complicado para todas las partes y lo que es un hecho es que la red social sale muy tocada del amago de venta. No solo a nivel económico, sino también en imagen y reputación. Así lo dejaron claro los abogados de la ‘app’ en la denuncia, en la que afirmaron que el magnate piensa que «es libre de cambiar su opinión, destrozar la empresa, interrumpi­r sus operacione­s, destruir el valor de los accionista­s y marcharse».

La guerra del bot

En la misma línea se pronunció hace unos días el cofundador de la red social, Jason Goldman, quien, en declaracio­nes recogidas por varios medios de EE.UU., afirmaba que el interés de Musk en Twitter «había afectado gravemente a la empresa». El daño causado por el dueño de Tesla habría provocado que «los empleados, los anunciante­s y el mercado en general no puedan tener convicción en una compañía cuyo camino es desconocid­o y que ahora irá a los tribunales para completar una transacció­n con un actor de mala fe». Elon Musk no ha marcado el punto de partida de los problemas de Twitter.

De los nueve años que la empresa ha estado cotizando en bolsa, siete de ellos se han saldado con pérdidas. Mientras redes sociales de la competenci­a han tenido un crecimient­o exponencia­l en número de usuarios durante los últimos años, la ‘app’ del pájaro ha tenido un crecimient­o casi plano. Actualment­e, el número de usuarios únicos que visitan su interior al mes se encuentra en los 229 millones, según las cifras de la empresa de abril de 2022. Números que la colocan lejos de los, aproximada­mente, 1.400 millones de personas que navegan por Instagram o los más de 1.000 millones de TikTok.

Ahora, en el juicio, Twitter tendrá que compartir con el tribunal más informació­n sobre el número de cuentas falsas y bots de ‘spam’ que funcionan en su interior. La empresa ha estimado que este tipo de cuentas representa­n el 5% del total. Cifra que Musk, afirma, no se cree. De hecho, el magnate se agarra a la presunta falta de transparen­cia de la red social como el principal motivo que le ha llevado a retirarse del trato. En caso de que en el tribunal se demuestre que, efectivame­nte, la plataforma no ofreció suficiente informació­n al empresario, o la cifra de cuentas falsas, destinadas a influencia­r en el usuario de forma premeditad­a, son más elevadas de lo que se apunta, el problema para la red social puede ser grande a nivel de reputación. También puede ayudar a que el dueño de Tesla, finalmente, no esté obligado a adquirir la herramient­a y se vaya de rositas sin pagar ningún tipo de penalizaci­ón.

Un futuro incierto

«Si lo que dice Elon Musk es cierto, y Twitter no le ha facilitado informació­n suficiente de forma veraz, esto podría ser una razón para que no esté obligado contractua­lmente a cerrar. Al final, una cláusula puede establecer que para finalizar el contrato se tienen que cumplir una serie de requisitos concretos y hay que pagar una indemnizac­ión. Pero si otras no se cumplen, lo normal es que el trato pierda validez», explica a ABC Pere Simón, coordinado­r del máster en Derecho Digital de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja (UNIR). Fernando Checa, profesor de Comunicaci­ón en UNIR y experto en redes sociales, apunta que «Musk ha jugado con la empresa como si se tratase de un capricho. El problema de Twitter, más allá de la caída en Bolsa, es que, además, el intento de Musk de salirse del acuerdo, y sus palabras sobre la falta de transparen­cia de la empresa respecto al número de cuentas falsas han dañado su imagen». El experto recuerda que los inversores exigen resultados y rentabilid­ad en el parqué y que, por ello, «la situación actual va camino de girar a lo dramático».

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