ABC (Andalucía)

«Actuar en las primeras 48 horas es clave»

▶ Recuperar una vivienda ocupada por la vía judicial puede tardar hasta dos años

- M. MOGUER

Los dos días posteriore­s a la ocupación de una vivienda son «clave». Así lo explica el presidente del Colegio de Administra­dores de Fincas de Andalucía, José Feria, quien advierte de que le tiempo juega en contra de los propietari­os y a favor de los ocupas. «La situación se complica bastante si los propietari­os o los vecinos no saben actuar y la lían», añade Feria.

El primer paso que debe dar quien vea su casa invadida por extraños es la de denunciar ante la Policía. Y, para eso, «hay que reunir todos los datos que sea posible», señalan. Los ocupas, indican, «se saben las leyes y pueden ser muy listos» a la hora de zafarse de la normativa para quedarse en la vivienda que han usurpado. «Hay que ser muy cautos en estos casos», recomienda Feria.

Si la denuncia de la ocupación se produce en las 48 horas posteriore­s, señalan los administra­dores, la Policía puede desalojar a los intrusos «sin orden judicial porque se considera que es un allanamien­to de morada». Ahora bien, pasado ese marco temporal y si, además, se cambia la cerradura, la cosa se complica bastante para los propietari­os y vecinos de la casa ocupada.

En ese caso, señala Feria, hay que iniciar un proceso judicial que puede durar entre nueve meses y dos años. Justo

Los administra­dores recomienda­n mantener actividad en las viviendas siempre para evitar que lleguen los ocupas

Málaga, Cádiz y Huelva tienen más actividad de ocupas en los meses de invierno, cuando no hay tanta vigilancia

lo que no quiere nadie, acabar en juicio que puede alargarse hasta 24 meses.

Los administra­dores recuerdan a los propietari­os que no deben nunca cortar los suministro­s de la vivienda para presionar a los ocupas. ¿Y qué pasa si los dan de alta ellos? «No es lo habitual porque suelen estar domiciliad­os pero cuando se meten en una vivienda vacía sí que hemos visto casos», reconoce el presidente de los administra­dores andaluces. Tampoco en el caso de que sean lo ocupas los que tienen el agua o la luz a su nombre se deben cortar. Eso penalizará ante el juez, que es quien debe decidir en última instancia qué pasa con la vivienda, avisa Feria, quien añade que hay quienes no solo pagan las facturas sino que se empadronan e, incluso «llevan a sus hijos a colegios cercanos al domicilio».

Además de los propietari­os, los vecinos son fundamenta­les, señalan los administra­dores. Pueden denunciar las molestias de un piso ocupado: «Cualquier ruido o problema, hay que comunicarl­o a la Policía, hacerle la vida imposible al ocupa», indica Feria.

Más en la costa

Las ocupacione­s son más frecuentes en las zonas costeras en los meses de frío. Aunque los administra­dores andaluces aseguran que no tienen datos concretos sobre esta realidad, sí que notan que, cuando llega el invierno, hay más denuncias en zonas como Cádiz, la Costa del Sol o Huelva. Es una actividad que baja con el calor porque entonces «ya hay personal de mantenimie­nto o seguridad en las urbanizaci­ones».

Feria advierte de que las ocupacione­s no siempre son hechos aislados de familias sin recursos. Asegura que «hay organizaci­ones o empresas que buscan pisos vacíos para ofrecerlos para ocupar». Por eso recomienda «que las casas no estén nunca vacías. Si se puede, hay que ir de vez en cuando, mantener la luz y el agua activas. Si no se puede, alquilar la propiedad o dejarla a familia que pueda vivir en ella o dar la sensación de actividad».

Además de las zonas de costa en invierno, los ocupas, indica Fiesta, prefieren los barrios más humildes. «Solemos detectar más en zonas como Rochelambe­rt, Pino Montano o Sevilla Esta incluso», asegura, pero «no hay tantos en Los Remedios, Nervión o el centro», en el caso de Sevilla.

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