ABC (Andalucía)

La «nueva» legislatur­a

Ni la del agua ni la del hidrógeno verde, esta será la legislatur­a de la verdadera confrontac­ión

- JUAN JOSÉ BORRERO

El presidente prologó ayer cómo será la legislatur­a de la «nueva mayoría»: un muermo. Su discurso de la investidur­a anunciada no pasará a los anales del parlamenta­rismo por brillante; precisamen­te por eso, todo el pescado está vendido o congelado para vocearlo cuando la Cámara entre en hibernació­n por aburrimien­to.

Moreno se reserva la literatura, lo personal, lo íntimo y trascenden­tal para su toma de posesión, un acto en el que mostrará el sábado el músculo de la mayoría absoluta en la explanada del Palacio de San Telmo que, inevitable­mente, empezará a adquirir ínfula versallesc­a.

El diálogo para el Parlamento, como su nombre indica. Otra cosa es que en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas quede alguien interesado en esa terapia democrátic­a. Las caras de nostalgia de Marín y sus consejeros naranjas, mientras apuraban el último roce de la piel verde de los sillones perdidos, no se distinguen de las de la «nueva minoría», cuyas reacciones de carril sorprendie­ron tanto como el discurso del presidente. La queja de Espadas porque Moreno había hecho un discurso «de mayoría absoluta tanto en el fondo como en la forma», indica que no es consciete del desierto que le queda por barrer. No menos cándida fue la otra ‘líder’ de la oposición, como se autodefine Macarena

Olona, al reconocer su escasa influencia cuando admitía que no está en condicione­s de exponer el sentido del voto de su grupo en la investidur­a porque no lo han concretado los órganos del partido. Hoy llegará el telegrama.

La disfluenci­a de izquierdas coincidió (¡milagro!) en su primer análisis al reclamar Nieto y Rodríguez medidas concretas ante la crisis. No se quieren enterar de que es la crisis de España y la Humanidad pero no la de la verde Andalucía de Moreno, que igual quiere buscar su propio camino para avanzar que pide a Sánchez un plan coherente «que aparte los muros ideológico­s para centrarse en el interés general de la mayoría». Como ven, la inocencia está repartida de forma más proporcion­al en la

Cámara que los escaños. Si ese va a ser el tono de la reunión del día 28, a Moreno le van a robar otra vez la cartera en La Moncloa. El «nuevo tiempo» que anuncia de «colaboraci­ón leal» con el Gobierno de la Nación, a sabiendas de que no habrá reciprocid­ad, va durar muy poco, porque ni la del agua ni la del hidrógeno verde... ésta será la legislatur­a de la verdadera confrontac­ión.

El discurso sirve como lista de deberes a los consejeros de un Gobierno cuya estructura se vislumbra en el guion de las 32 páginas que ayer recetó para todos ‘los dolores’. Once leyes, otro puñado de planes y medidas más ambiciosas en recorte fiscal que en el tiempo de espera para la consulta del médico de familia. Entre las mejores noticias ‘concretas’, la de los cribados de cáncer o la decisión de poner el nombre de Javier Imbroda al futuro centro de FP Aeroespaci­al de La Rinconada. Ni eso fue motivo para unir a la Cámara en un aplauso. Por mucho que se empeñe Moreno, no está en su mano. Mientras esa inercia no cambie no habrá un verdadero «modelo andaluz» de hacer política.

Moreno se reserva la literatura, para su toma de posesión, cuando muestre el músculo de la mayoría en la explanada del Palacio de San Telmo que, inevitable­mente, empezará a adquirir ínfula versallesc­a

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