El Gobierno acerca a 11 etarras sangrientos a País Vasco y Navarra
▶ Entre los terroristas se encuentra el autor del asesinato a Gregorio Ordóñez
Poco después del 25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, el Gobierno vuelve a desatender a las víctimas de ETA con el acercamiento al País Vasco y Navarra de 11 de los más sanguinarios terroristas de la banda criminal. «Una vez más, el Gobierno sigue ignorando a las víctimas del terrorismo y premiando a sus verdugos», señalan desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo, en un comunicado.
El Ministerio del Interior ha coordinado con el Departamento de Justicia del Gobierno Vasco el traslado de nueve presos condenados por terrorismo a centros penitenciarios de la misma comunidad autónoma. Por otra parte, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha acordado el cambio de otros dos condenados de la banda terrorista al centro de Pamplona.
Ninguno de los reclusos ha llegado a colaborar con la justicia para esclarecer los asesinatos de los que son responsables, ni tampoco han pedido perdón a las víctimas. Los 11 etarras que se beneficiarán de este traslado arrastran un reguero de sangre con 40 asesinatos a sus espaldas. A varios de ellos se le atribuye varios crímenes, incluso a uno se le imputan hasta nueve muertes, entre ellas la de el niño, Fabio Moreno
Con el acercamiento que se produjo este jueves, aprobado por el Consejo de Ministros, poco más del 60% de los etarras encarcelados viven cerca de sus familiares «mientras nosotros tenemos que hacer miles de kilómetros para visitar las tumbas de nuestros seres queridos», advirtieron desde la AVT.
Desde que el Gobierno vasco le fuera traspasada la competencia en prisiones se concedieron 18 terceros grados, pero con el Ejecutivo de Sánchez han sido más del doble, 28 concretamente, en tan solo una legislatura, cuatro años. La mayoría dos etarras trasladados cumplían sus respectivas condenas en centros penitenciarios cercanos a la comunidad vasca, a excepción de uno de ellos que se encontraba en una instalación en la capital.
Entre los terroristas se encuentra Juan Ramón Carasatorre Aldaz, el asesino de Gregorio Ordóñez Fenollar quien se convirtiera, junto con Miguel Ángel Blanco, en uno de los símbolos de la lucha contra la banda criminal, quien terminará su condena de 30 años en el Centro Penitenciario de Pamplona.
Entre los etarras se encuentra también el que intentara en 1997 asesinar a Don Juan Carlos en la inauguración del museo Guggenheim, Eneko Gogeaskoetxea Arronategui, que finalizará su condena de 92 años en Zaballa, Álava.
En San Sebastián continuará con su condena Juan Antonio Olarra Guridi, uno de los más sangrientos miembros de la banda terrorista y a quien se le atribuyen ocho asesinatos. Dos de ellos fueron cometidos individualmente por los cuales se le condenó a 56 años de prisión, 28 por cada una de sus víctimas, y los otros seis crímenes fueron causados por el atentado del 29 de octubre de 2007, que perpetró junto con Ainhoa Múgica Goñi. Olatz, como también se conoce a compañera de Olarra Guridi, será trasladada también a San Sebastián. A ambos terroristas se les condenó a 1.243 años de prisión. A Múgica Goñi también se le atribuye el asesinato a Santos Santamaría por el cual cumple 75 años de condena y el atentado de 2001 contra el subsecretario general de la Policía Científica, Juan Junquera, en el que exmiembro del cuerpo y otras 96 personas resultaron heridas.
Otro sangriento terrorista trasladado es Juan carlos Iglesias Chouzas, alias ‘Gadafi’, quien acabará sus condenas en Zaballa. Como autor y participante, arrastra nueve asesinatos, entre los que se encuentra un niño. En 2006 fue condenado a más de 1200 años de prisión por su participación en el atentado perpetrado el 2 de septiembre de 1990 en Bilbao y resultó con las muertes de José Manuel Alba Morales y Luis Alberto Sánchez García.
En total han sido trasladados 318 presos, entre los cuales se encuentran 202 que corresponden a miembros de la banda terrorista ETA. De los desplazados, al País Vasco han sido enviados 118 y a Navarra, una veintena. De esos 138 acercamientos, 17 corresponden a un tercer grado, siete por enfermedad y los demás, 114, no se ha dado justificación alguna, según recoge la AVT. La asociación contabiliza en 97 los presos con delitos de sangre, los cuales llegaron a perpetar hasta 216 atentados que resultaron en 296 víctimas mortales.