El Vaticano desautoriza que los obispos alemanes quieran abolir el celibato y ordenar mujeres
La Santa Sede alza el tono contra el sínodo de la Iglesia de Alemania, técnicamente llamado camino sinodal e intenta evitar que dé lugar a un nuevo cisma en la Iglesia católica.
La historia comienza en 2018, cuando se delineó un proceso de debate en el que participarían al mismo nivel 115 laicos y otros 115 obispos, religiosos y sacerdotes, distribuidos por orden alfabético. Del 8 al 10 de septiembre se reunirán en Fráncfort para aprobar cuestiones como el sacerdocio femenino, la eliminación del celibato obligatorio, la bendición de parejas divorciadas o del mismo sexo, además de la revisión de la moral sexual en el Catecismo de la Iglesia católica.
Obviamente sus decisiones son recomendaciones, pero el Vaticano ha lanzado la alarma por la presión que sienten algunos obispos y fieles para que ya sean puestas en práctica. «Para proteger la libertad del Pueblo de Dios y el ejercicio del ministerio episcopal parece necesario dejar claro que el camino sinodal en Alemania no tiene el poder de obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral», aseguró la Santa Sede con un inédito comunicado especial que dio a conocer ayer.
El texto, con tono grueso, avisa de que «no es lícito poner en marcha en las diócesis, sin un entendimiento concordado en la Iglesia universal, nuevas estructuras o doctrinas que representarían una herida a la comunión eclesial y una amenaza a la unidad de la Iglesia». Se avisa del peligro de un cisma si el camino sinodal decide cambiar la doctrina católica o, por ejemplo, el modo de nombrar nuevos obispos.