«Soy feliz donde puedo mostrarme tal y como soy»
Asier Martínez Bronce mundial en los 110 metros vallas ▶ El navarro, aún sin asimilar su medalla, afronta su nuevo papel como gran esperanza del atletismo español
Asier Martínez (Pamplona, 2000) está ya de regreso en España después de sorprender con su bronce en los 110 metros vallas del Mundial de Oregón. El navarro supo aprovechar la baja por lesión de última hora del jamaicano Hansle Parchment, oro olímpico, y la eliminación del estadounidense Devon Allen, mejor marca mundial del año, para ofrecer su mejor versión y convertirse en uno de los grandes protagonistas del campeonato. Ahora, se prepara para otro recibimiento espectacular en su ciudad.
—¿Sabe ya lo que le espera cuando llegue a Pamplona? Manteos, bengalas, aurreskus... Los recibimientos que le brindan se han convertido en algo digno de ver...
—No lo sé, no. Pero ya estoy más que satisfecho con todo el apoyo que me han mostrado desde la distancia. He conseguido que muchos amigos míos madruguen. Con eso ya es suficiente.
—¿Tan bulliciosa es su cuadrilla?
—Lo bueno, y lo malo también, es que no les hace falta excusa para montarla. Como son ajenos a esto del deporte les da igual liarla por un cuarto puesto en un Europeo que por una medalla en un Mundial. No distinguen.
—¿Ha digerido ya la medalla o sigue en la nube?
—Todavía no. Estoy como cuando haces un buen papel en un mitin, pero sin ser consciente de que soy medallista de un Mundial. Creo que me va a costar bastante asimilarlo.
—¿Qué imagen se le ha quedado grabada de la final?
—La llegada. Esa descarga de tensión, de nervios, de euforia .... Ver cómo los compañeros, de alguna manera, lo sentían como algo propio. O mi entrenador bajando llorando desde la grada. Son imágenes que no voy a olvidar nunca.
—¿Le parece justa la eliminación del favorito Devon Allen?
—No soy yo quien tiene que determinar eso. Hay una norma que estipula el tiempo de reacción, pero no sé si el límite está bien o no. Es verdad que desde hace tiempo se ve gente que a simple vista no reacciona de forma nula y que queda eliminada. No sabría decir... No tengo las herramientas necesarias para determinarlo. En todo caso, todos estamos expuestos.
—¿Le dijo algo el ganador Grant Holloway después de la final más allá de la típica enhorabuena?
—Sí. Después me ha escrito para felicitarme y mostrarme su respeto. Conmigo, Holloway siempre se ha portado fenomenal. Sobre todo, fuera de cámara, que es lo que más valoro yo. Es muy fácil en las redes mostrar aprecio a la gente o felicitarla, pero tiene más significado que lo haga a nivel personal.
—Hablando con su entrenador me decía que a usted no hay que ponerle límites, sino acompañarle a perseguir sus sueños...
—Estoy de acuerdo hasta cierto punto. Al final sí que todos tenemos límites, y es justo en este momento cuando más hay que tener los pies en el suelo y la cabeza fría. El corazón siempre invita a soñar más de la cuenta y eso puede ser perjudicial. En mi caso, tengo un buen entorno y las herramientas suficientes para valorar lo que puede ser real y lo que no. Y también las condiciones en las que se pueden dar esos sueños.
—¿Entre esos sueños está batir el récord de España (13.04, Orlando Ortega) e incluso bajar de los 13 segundos?
—Son marcas muy peligrosas. Hoy por hoy no me veo para hacerlas (en Eugene dejó su mejor marca personal en 13.17). Tengo que ir poco a poco. El objetivo más cercano, y a la vez ambicioso, debe ser mantenerme en las marcas que estoy ahora de manera regular. Una vez consigamos eso podríamos pensar de manera real en el próximo paso.
—Viene usted de una familia de atletas. ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
—En temas de atletismo no suelen interferir mucho. Me dejan bastante libertad sin meterse demasiado en el trabajo que hago. Me acompañan en este camino, pero como espectadores. Lo que sí hacen es ayudarme cada día y acompañarme para que los momentos duros sean menos amargos.
—Convénzanos de que es un saco de nervios, porque viéndole afrontar las carreras parece todo lo contrario...
—La gente que me conoce sabe que soy muy nervioso, sobre todo en el trato cercano. Pero en esos momentos clave he aprendido a aparentar lo contrario, a transmitir esa falsa tranquilidad.
—¿Le ha dado alguna vez por correr delante de los toros en sanfermines?
—No, no, no. Para nada, para nada. Le tengo un respeto especial y no me veo corriendo sanfermines.
—Hay algún atleta de los que se ha cruzado a diario en el Mundial que le infunda un respeto especial?
—Diría que cualquiera de los estadounidenses, sobre todo Holloway. Le he visto competir de cerca y sé de lo que es capaz. La manera en la que corre, en la que pasa las vallas, la forma en la que empuja y la potencia que muestra en cada movimiento... Es impresionante.
—Estudia Ciencias Políticas. ¿Le quedan ganas de hablar de eso?
—Depende de la pregunta.
—Usted sigue mucho la actualidad. Dígame al menos cuáles son las noticias que le ponen de mal humor.
❝ Futuro
«El corazón siempre invita a soñar más de la cuenta, pero ahora es cuando más hay que tener los pies en el suelo»
Estudiante de Políticas
«La miseria de algunos para beneficio de otros; eso es lo que más me ha molestado siempre»
—La miseria de algunos para beneficio de otros. Eso es lo que más me ha molestado siempre.
—Y del otro lado, ¿qué cosas le sacan una sonrisa? ¿Dónde se siente más cómodo?
—Soy feliz en los ambientes más cercanos. Donde puedo mostrarme tal y como soy sin tener que ponerme una coraza, sin miedo a que me juzguen ni a que mis actos tengan consecuencias.
—Sigue entrenando en Pamplona, al lado de casa. ¿Sigue sin tener ganas de instalarse en un CAR?
—Mi intención es seguir en Pamplona, sí. No tengo pensado moverme ni buscar otro tipo de beneficios. Lo que hay en Pamplona no me lo va a dar ningún otro sitio ni otra infraestructura.