‘La lista final’, algo más que acción
Concedamos que puede haber en ella cierta lentitud, tramos en exceso previsibles y hasta risibles
Las críticas a ‘La lista final’ (Amazon) no han sido buenas. En EE.UU. y Europa se ha despachado como un «aburrido» refrito de películas de acción. Estas valoraciones no coinciden con las del público, lo que anima a un preventivo arqueo de ceja, pero además olvidan que la serie es, sobre todo, política. Hay acción y violencia, una escena por capítulo, pero sobre todo hay una denuncia política actualísima y muy concreta.
Concedamos que puede haber en ella cierta lentitud, tramos en exceso previsibles y hasta risibles, pero precisamente en la fidelidad al estereotipo encuentra parte de su atractivo. El otro descansa en la denuncia.
Hace mucho tiempo que las películas americanas tienen el ‘malo’ en casa. En ‘La lista final’ es lo que Eisenhower y Trump llamaron el complejo industrial militar: la alianza entre el Pentágono y los contratistas militares. La serie lo actualiza añadiendo la industria farmacéutica y haciendo unos guiños escandalosos que cuesta pasar por alto. Hay, por ejemplo, una despótica secretaria de Estado que arriesga la vida de las Fuerzas Especiales (quién podría ser...) y un senador corrupto cuya silueta recuerda a la de Biden.
Contra este complejo que incluye a empresas de armamento, farmacéuticas, al gobierno, congresistas y al Estado Mayor reacciona un héroe americano, Reece (Chris Pratt), «a total patriot», un Navy SEAL con problemas neurológicos que duda de sus propios recuerdos. Sus percepciones están en entredicho y ese estado cognitivo puesto en solfa simboliza la situación actual del disidente, en lucha por la realidad, siempre confinado en alguna categoría entre el delirio, la paranoia, la conspiración, el negacionismo y las ‘fake news’.
El protagonista se parece al Rambo de ‘Acorralado’, solo contra todos, pero actualizado en su trauma y habilidades para la tortura, como si hubiera incorporado Abu Ghraib.
Bajo la apariencia de una sencilla película de tiros, despreciada por tosca, hay una denuncia sobre la corrupción de la democracia americana que debería interesar a nuestros conspicuos ‘otaneros’, pues sus efectos se extienden por el planeta entero.