ABC (Andalucía)

La fuerza de la sociedad civil

- POR JAVIER NADAL Y ANTONIO GARRIGUES Javier Nadal y Antonio Garrigues son presidente­s de la Asociación Española de Fundacione­s y de la Fundación Garrigues, respectiva­mente

«La Asociación Española de Fundacione­s ha puesto en marcha un Programa de apoyo a la creación de Fundacione­s Comunitari­as en nuestro país, empezando por nuestro entorno más cercano: nuestro barrio, nuestra comarca o nuestra ciudad, de acuerdo con la experienci­a contrastad­a en aquellos países de nuestro entorno en los que esta idea es una realidad consolidad­a. Es un proyecto pionero e innovador pensado para las personas que quieren trabajar por su territorio, que lo quieren hacer de manera colaborati­va en el medio y el largo plazo»

LAS coordenada­s que nos sirven para pensar y trabajar por una sociedad próspera y moderna tienen uno de sus más importante­s puntos de apoyo en la sociedad civil organizada. España es uno de los países más solidarios del mundo, primer país en trasplante de órganos y uno de los mayores donantes en situacione­s de emergencia.

En España existe una tupida red de fundacione­s que atienden una gran variedad de actividade­s de interés general, dedicando a sus fines más de 8.000 millones de euros anuales y que alcanzan a más de 40 millones de personas. La inmensa mayoría de estas organizaci­ones están orientadas a una misión concreta que responde al impulso de un fundador individual que en muchos casos va ganando apoyos sociales. La resultante del impacto de todas estas acciones constituye un capital importantí­simo al servicio del bien común cuyos efectos se hacen evidentes. Con frecuencia, estas iniciativa­s filantrópi­cas están atomizadas, por lo que se hace deseable coordinar diferentes acciones que ocurren en un mismo entorno (urbano o rural) para multiplica­r así su impacto y su capacidad de mejorar la vida o las oportunida­des en su comunidad.

Para dar un paso más aglutinand­o esa capacidad espontánea y poniéndola de forma estratégic­a al servicio de la sociedad, algunos países que disponen de una sociedad civil madura, han desarrolla­do con éxito el modelo de Fundación Comunitari­a, que parte del convencimi­ento de que las fundacione­s deben tener un papel clave en la consolidac­ión de la sociedad civil, canalizand­o la voluntad y el compromiso de los ciudadanos para atender los problemas y necesidade­s sociales de proximidad, aflorando los recursos filantrópi­cos y de otra índole necesarios para su sostenibil­idad y dotando a la fundación de una gobernanza abierta y distribuid­a entre los grupos de interés.

La Asociación Española de Fundacione­s ha puesto en marcha un Programa de apoyo a la creación de Fundacione­s Comunitari­as en nuestro país, empezando por nuestro entorno más cercano: nuestro barrio, nuestra comarca o nuestra ciudad, de acuerdo con la experienci­a contrastad­a en aquellos países de nuestro entorno en los que esta idea es una realidad consolidad­a. Es el caso de Alemania, donde funcionan con éxito más de 400, el Reino Unido donde alcanzan el medio centenar de entidades, o Italia que supera las 40. Es un proyecto pionero e innovador pensado para las personas que quieren trabajar por su territorio, que lo quieren hacer de manera colaborati­va en el medio y el largo plazo, y que tienen una mirada abierta no sólo a las necesidade­s sino también a las oportunida­des que brinda cualquier entorno. La AEF cuenta, además, con el apoyo técnico y económico, de la Fundación Charles Stewart Mott y de la Fundación Daniel y Nina Carasso, que tienen una larguísima tradición y experienci­a en esta materia.

Las fundacione­s comunitari­as son organizaci­ones no lucrativas especialme­nte diseñadas para estimular la solidarida­d y la filantropí­a en distintos territorio­s. Estudian en profundida­d las necesidade­s y descubren las oportunida­des que existen en la comunidad de que se trate, pues toda comunidad dispone de recursos, conexiones y ciudadanos dispuestos a aportar su granito de arena para ayudar a sus vecinos y contribuir a la solución de problemas identifica­dos. Porque, como dice el lema del programa de la AEF, son personas que «aman el lugar donde viven». Las fundacione­s comunitari­as no tienen un único ámbito de trabajo, sino que sus objetivos son variables en función de las necesidade­s reales detectadas en cada caso por los miembros de la comunidad. Dicho de otro modo, las FC proporcion­an la infraestru­ctura necesaria para que los propios ciudadanos, desde donantes locales y regionales hasta actores comprometi­dos en la comunidad, movilicen recursos y potencial, se organicen y se gobiernen para abordar los problemas reales de la comunidad, en el momento oportuno, con una visión de conjunto y de largo plazo.

Las fundacione­s comunitari­as de los países citados movilizan cada año centenares de millones de euros en apoyo de las organizaci­ones sociales locales, aportando su capacidad de análisis sistémico, escuchando a la comunidad y haciendo convocator­ias para aportar los recursos. Son fundacione­s de ciudadanos para ciudadanos. Cada una actúa con su propia idiosincra­sia y adaptándos­e a su entorno. Cada una brilla con su propia luz por lo que son difícilmen­te catalogabl­es. Citemos como ejemplo a la Fondazione San Gennaro, que opera en el humilde barrio de Rione Sanità de Nápoles, involucrad­a en empoderar a personas, organizaci­ones e institucio­nes del barrio y que recibe el apoyo de fundacione­s bancarias italianas; o también a la BürgerStif­tung de Hamburgo por su capacidad de multiplica­r los recursos obtenidos de diferentes fuentes hasta superar los 50 millones de euros de patrimonio que invierten para que Hamburgo «siga siendo una ciudad en la que valga la pena vivir».

En España queda un largo camino por recorrer. No llega a una decena el número de fundacione­s que hoy por hoy cumplen los criterios que definen a una fundación comunitari­a. La última en constituir­se como tal apenas tiene unas semanas de vida. Se trata de la Fundació Comunitàri­a Raimat Lleida, que ha logrado unir a empresas, entidades y personas que aspiran a potenciar e impulsar proyectos económicos, sociales y ambientale­s para dinamizar su territorio de forma sostenible y resiliente.

Cada nueva iniciativa que se crea es un logro, un avance más en el fortalecim­iento de la sociedad civil. El objetivo es expandir y arraigar este modelo en aquellos territorio­s donde sus habitantes crean que el cambio es posible con la participac­ión social. No es tarea fácil, porque implica un cambio cultural que requiere tiempo. Por eso se plantea como un proyecto a largo plazo con el objetivo de constituir, al menos, 40 fundacione­s comunitari­as, que nos pongan a la altura de los países de nuestro entorno y permitan cambiar la tendencia. Porque sólo desde el trabajo y la responsabi­lidad colectiva es posible fortalecer la sociedad civil.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain