Nacer y pacer
A menudo, puntualizar es de sabios. Fundador de Spanish Heritage-Herencia Española, MANUEL
RODRÍGUEZ DÍEZ repasa la Tercera ‘Los pecados del Museo Latino en EE.UU.’, firmada por Felipe Fernández-Armesto y «con la que en su mayor parte estoy de acuerdo, aunque contiene algunas inexactitudes», señala. «Criticando, y con razón, la injusticia que en ‘Usamérica’ se ha hecho a la cultura y lengua españolas al ignorarlas como parte importantísima de la historia de la tierra del Tío Sam, el autor se ha apropiado de personajes que, nacidos o no en España, en realidad son ‘hijos’ de ese país. John Philip Sousa (no John Henry Susa, como se le llama en el artículo), el compositor de algunas de las más conocidas marchas musicales de USA, nació en Washington en 1854, no en España. Su padre, Juan Antonio Sousa, de origen portugués, sí nació en Sevilla. No he oído nunca que a los alemanes se les haya ocurrido reclamarlo como paisano, dado que su madre había nacido en Baviera. José Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás sí nació en España, pero, aunque toda su vida defendió y estuvo muy orgulloso de su origen español, en realidad llegó a Boston, donde vivía su madre, a muy temprana edad y en aquella ciudad se educó en inglés, lengua en que escribió la inmensa mayoría de su copiosa producción literaria y filosófica. Y fue en Boston donde renunció a sus tres castizos nombres de pila españoles para adoptar el más prosaico de George. Seamos justos: celebremos que el premio Nobel Severo Ochoa naciese en Asturias, pero reconozcamos abiertamente que su labor se llevó a cabo al cien por cien en tierras de ese Tío Sam que tantos sobrinos adoptivos ha tenido y que le apoyó en sus trabajos y los financió. Lo mismo se podría decir de otros españoles de pro que han sido y son en la actualidad grandes contribuyentes a la grandeza de su país de adopción, que es el que les hado la oportunidad de llegar a la fama que merecen».
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