ABC (Andalucía)

España y Alemania, cara y cruz en la estrategia de suministro de gas

▶ Nuestro país construyó hace medio siglo la primera regasifica­dora; en territorio germano no hay ninguna ▶ Las compañías que operan en la Península importan gas de unos veinte orígenes, con EE.UU. a la cabeza

- JAVIER GONZÁLEZ NAVARRO

En febrero de 1969, el buque Aristótele­s, procedente de Argelia, descargó en la nueva planta de regasifica­ción de Barcelona el primer cargamento de gas natural licuado (GNL) que llegaba a la Península Ibérica. Esta planta no solo fue la primera infraestru­ctura de Enagás, el gestor y operador del sistema gasista español, sino la primera terminal de regasifica­ción de toda Europa continenta­l.

Esta instalació­n, que actualment­e tiene seis depósitos con una capacidad total de 760.000 metros cúbicos, fue el punto de partida del sistema gasista español. «A partir de esa primera terminal de GNL se comenzó a desarrolla­r el resto de las infraestru­cturas gasistas, que contribuye­ron a un avance decisivo de España: el acceso permanente al suministro de gas natural, con el papel que este tiene en la garantía del suministro energético en general», recordaba Antonio Llardén, presidente de Enagás.

Desde entonces se construyer­on otras seis regasifica­doras: Cartagena (Murcia), Sagunto (Castellón), Huelva, Mugardos (La Coruña), Bilbao y El Musel (Gijón), aunque esta última no ha entrado en funcionami­ento.

España es, con gran diferencia, el país con más regasifica­doras de Europa frente a, por ejemplo, Alemania, que no tiene ninguna y depende casi exclusivam­ente de los gasoductos que proceden de Rusia. Ahora, deprisa y corriendo, el Gobierno alemán ha alquilado cuatro regasifica­doras flotantes que se instalarán entre finales de este año y 2023 en el mar del Norte y en el Báltico con el objetivo de sustituir el suministro del gas ruso que empezó a llegar a Alemania en 1973.

Y es que nuestro país puede presumir de tener una de las mejores infraestru­cturas de gas del mundo, a pesar de sus escasas interconex­iones, gracias a la planificac­ión de los distintos gobiernos y a las millonaria­s inversione­s realizadas desde hace muchos años por la Administra­ción y las empresas privadas.

«Hemos hecho los deberes»

«España ha hecho sus deberes», ha reiterado la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en alusión a otros países como Alemania, como argumento para oponerse a la recomendac­ión de la Comisión Europea de que todos los países recorten un 15% su consumo de gas en los próximos meses ante un posible cierre de los gasoductos rusos.

En cualquier caso, la seguridad total de suministro «no existe», según Gonzalo Escribano, director del programa de Energía y

Clima del Real Instituto Elcano. «Los países intentan disminuir los riesgos con menores costes y

Alemania ha asumido más riesgos» al depender del gas ruso barato.

Escribano recuerda que en España «se han hecho muchas cosas para tener más seguridad de suministro y lo hemos pagado entre todos», algo que no han llevado a cabo otros Estados. Sin embargo, aunque cree que no tendremos problemas de suministro de gas, «sí que estaremos abocados a una situación de precios altos».

Sobre la negativa de Ribera a recortar un 15% el consumo de gas, afirma que «antes de opinar hay que ver si esa medida es posible; y no lo es por las escasas interconex­iones que tenemos con Francia. Me encantaría ser solidario, pero no tengo las interconex­iones necesarias». Añade que «no sería justo que los consumidor­es españoles pagáramos la falta de previsión de Alemania».

Hay que subrayar que a las regasifica­doras repartidas estratégic­amente por las costas de la Península llegan los buques metaneros más grandes del mundo, los cuales, descargan el gas que transporta­n en estado líquido (a -160º).

Estas regasifica­doras son estratégic­as y permiten recibir gas (GNL) de cualquier procedenci­a. Actualment­e,

las compañías gasistas que operan en España importan en buques metaneros esta materia prima de una veintena de países de todos los continente­s, incluida Australia. Los principale­s suministra­dores de GNL en el primer semestre de este año han sido EE.UU., con el 34,4% del total, Nigeria (14%) y Rusia (10,1%), según el último informe de Enagás.

Aumento «excepciona­l»

No obstante, en junio las importacio­nes de gas desde Rusia se dispararon hasta el 24,4%, situándose solo por detrás de EE.UU. (29,6%) y, por primera vez, por delante de Argelia (21,6%). Este incremento fue puntual, según el consejero delegado ejecutivo de Enagás, Arturo Gonzalo Aizpiri. «Fue un hecho excepciona­l» que se debió a un adelanto de los aprovision­amientos contratado­s y a que varios barcos con destino a Francia tuvieron que descargar en nuestras plantas por tareas de manteniend­o en las instalacio­nes francesas, explicó.

Además, el robusto sistema gasista español cuenta con dos gasoductos que traen gas desde los yacimiento­s argelinos de Hassi R’mel hasta Tarifa (Cádiz) y Almería. El primero de ellos se puso en marcha a finales de 1996 y supuso un hito, tanto tecnológic­o como económico, a nivel mundial. Sin embargo, en octubre de 2021, al cumplir 25 años de funcionami­ento interrumpi­do, Argelia decidió cerrarlo en la frontera con Marruecos como castigo a su vecino por desavenenc­ias políticas.

Desde entonces, solo recibimos gas por el segundo gasoducto que se abrió en 2011, el Medgaz. El proyecto inicial era unir este con el MidCat, que conectaría Gerona con Francia. Esta infraestru­ctura no se construyó y ahora, con la crisis del gas ruso, muchos se lamentan y piden que se lleve a cabo el proyecto.

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