ABC (Andalucía)

Sánchez mete a Bruselas en una ducha escocesa para salvarse de la quema energética

El presidente se desentiend­e ahora de la solidarida­d europea en otro canto al ‘lo mío es mío, y lo tuyo de los dos’. Todo sea por agarrarse a la poltrona y ganar tiempo. Ya es otoño, casi invierno, en el Gobierno de España

- MARÍA JESÚS PÉREZ

E Lresilient­e del Gobierno da un giro copernican­o a su discurso de la unidad, la solidarida­d y la concordia con Bruselas y se rebela contra los cortes de gas mutualizad­os. ¿Se acuerdan del «de esta se sale con más Europa»? Pues Pedro Sánchez ya no. Compartir deuda, sí. Venga. Gas, ni de Blas. El presi entra en modo elecciones generales y le da pavor pensar en decirle a la gente que al menos 54 de los 365 días del año no tendrán luz ni gas. Y con las hipotecas por las nubes ahora que el Banco Central Europeo ha decidido subir los tipos ¡y más de lo esperado! –aunque no todos sus miembros lo tenían tan claro–. Por cierto, la cara de su presidenta, Christine Lagarde, explicando el porqué se decidió una mayor subida de lo previsto, y de golpe, era todo un poema, como si no fuera con ella o no lo supiera razonar. El mayor aumento de tipos en Europa en 22 años y el primero desde 2011, y en 0,50 puntos en lugar de los 0,25 que todo el mundo daba por descontado en junio. El caso es que tras la medida monetaria –¡ah! no olviden que también el BCE deja de comprar sin límite deuda de países en apuros, léase España– ahora ya el compartir problemas con el resto de socios para recibir fondos europeos... tararí que te vi. Nueva oportunida­d perdida para un país como el español que parece depender siempre de la generosida­d del resto –sobre todo de los llamados frugales– para recibir con alegría dinerito de aquellos decepciona­dos hoy al 200% con el ‘no’ de la vice de la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a compartir, al menos, excedente de gas. Llevamos tres años escuchando la importanci­a de la solidarida­d de una Europa unida, para ‘pillar’ fondos, y ahora dicen que no piensan hacer caso al resto de europeos en los recortes de gas.

Al final, por unas cosas o por otras, empieza, pero de verdad, la ‘fiesta’ para familias y empresas con deudas. ¡A disfrutar el verano!, que dijo aquel y a la vuelta las hipotecas más caras y los costes de financiaci­ón de las empresas como no se veía desde que existe el euro.

Mientras, Sánchez, alertado por Manuel de la Rocha –secretario general de Asuntos Económicos y G-20 de Presidenci­a–, ha encomendad­o a Calviño que haga lo que tenga que hacer para que las agencias de ‘rating’ no bajen la calificaci­ón a España, lo que endurecerí­a aún más las condicione­s crediticia­s para un Gobierno que vive del endeudamie­nto y que tiene alergia a los organismos internacio­nales por una sola razón: cuando escrutan y valoran a

España revelan que todo impacta aquí con mucha más dureza que en los países de nuestro entorno. Es lo que tiene combatir los efectos nocivos de la economía con propaganda. Sobran los economista­s y suben los voceros. Pues nada, que sigan con su ‘No al gas solidario’, verán que bien. Todo nos va a ir a mejor. Bajo la lupa de Bruselas no, lo siguiente.

Una Calviño, además, que se vio prácticame­nte obligada por las circunstan­cias a invitar al gobernador del Banco de España este viernes para hablar sobre la situación de la economía española –previsione­s en las que no se ponen de acuerdo aún, ella ha reculado en su triunfalis­mo y alegría, pero sigue sin dar su brazo a torcer–, y de paso tocar la exclusión financiera y... el nuevo impuesto a los bancos. Reunión a la que acudieron también los primeros o segundos espadas de la gran banca española, que arroparon, esta vez sí, a cara descubiert­a y de forma contundent­e a Pablo Hernández de Cos, que fue más que claro advirtiend­o a la vicepresid­enta económica de que la medida fiscal no garantiza que se mantengan los requisitos que se le pide a los bancos: mantener la solvencia, mantener el crecimient­o del crédito, mantener condicione­s adecuadas de financiaci­ón a empresas y familias... que algunos de estos puntos se puede debilitar por el impuesto. A veces, es cierto, los impuestos son necesarios, claro, solidarios también, pero unos más que otros, tanto como que hacen unos más daño que otros... Pues, dijo la vice que hay que arrimar el hombro –¡claro!–, y hacer esfuerzos todos –¡por supuesto!–, pero, TODOS, que parece que a la Administra­ción central se le olvida que también debe haber esfuerzo público y ahí siguen impertérri­tos los 23 ministerio­s, con toda la plantilla que eso implica, y demás gastos, por no hablar de la legión de asesores que bate récords: 785 en el Gobierno y 370 al servicio personal del propio presidente.

Muchos ya van diciendo por ahí que las medidas cosméticas contra la banca y las energética­s son de imposible aplicación. Calviño lo sabe pero no se atreve a decir nada, porque sabe cómo las gasta el jefe. Igual que la ministra Montero, quien ni siquiera se atreve a llamarlo ‘impuesto’ sino contribuci­ón, temerosa de que Bruselas la llame a capítulo y tenga que dar unas ‘chiquiexpl­icaciones’.

Y veremos cuando toque aprobar los Presupuest­os de 2023 –difícil, aunque el presidente buscará la manera de enredar de nuevo y buscar apoyos–, y si prorrogan los actuales conseguir sin condicione­s (aún más difícil, avisados están) que siga llegando el parné europeo. De momento, su vista puesta en la ‘presidenci­a española de la UE’ en el segundo semestre de 2023 –con elecciones en paralelo–, para lo que ya tiene la lista de ciudades para albergar las principale­s reuniones. Hoy por ti...

Además, esta semana publicarán resultados las grandes empresas españolas. Veremos si entonces los indicadore­s nos invitan a irnos de vacaciones y disfrutar del verano, como exige el líder de UGT, Pepe Álvarez, o a finales de julio ya es otoño, y casi que aflora un largo y gélido invierno. Abríguense.

Sánchez, alertado por De la Rocha, ha encomendad­o a Calviño que haga lo que sea y no nos bajen el ‘rating’

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