ABC (Andalucía)

Vivir sin cuenta bancaria: una anomalía de 700.000 personas en España

▶ Los expertos avisan de que es muy complicado vivir al margen del sector financiero

- DANIEL CABALLERO

Tener una cuenta bancaria se ha convertido casi en una obligación en los países desarrolla­dos. Para cobrar la nómina, recibir la pensión, pagar los recibos de los suministro­s, abonar los impuestos... una multitud de operacione­s requieren estar bancarizad­o. Aun así, todavía persisten, incluso en España, personas que no tienen ninguna relación con las entidades financiera­s.

El último informe Global Findex del Banco Mundial pone cifras a la anomalía de no tener una cuenta bancaria. Datos que varían sobremaner­a entre países y que muestran el grado de inclusión financiera que tiene cada sociedad. En las regiones más desarrolla­das (Europa, Norteaméri­ca...) el grado de bancarizac­ión supera holgadamen­te el 90%.

En España, el 98% de la población adulta tiene cuenta bancaria. Así, solo el 2% de los ciudadanos permanecen fuera del sector financiero. Según los datos del Banco Mundial, en nuestro país hay 689.697 personas que no están bancarizad­as. Un porcentaje (y una cantidad en número de personas) que, con todo, no dejan de ser muy bajos ya que, según las fuentes consultada­s, un 98% de bancarizac­ión supone de facto un nivel prácticame­nte total de inclusión financiera.

En otros países como Alemania y el Reino Unido el cien por cien de la población tiene una cuenta corriente a su nombre. En Francia el dato se sitúa en el 99% y en Italia alcanza el 97%. Cifras muy similares en todos los grandes países de Europa. En Estados Unidos, por su parte, el dato es ligerament­e inferior y baja al 95% de ciudadanos bancarizad­os, pero se sigue consideran­do como plena inclusión financiera.

El escenario es totalmente distinto para otros países. En concreto, para los que están en vías de desarrollo o emergentes. Por ejemplo, en Chile hay un 13% de la población que no tiene cuenta bancaria; en Brasil asciende al 16%; en Turquía está en el 26%; en Argentina, un 28%; y en Colombia, un 40%. Porcentaje­s muy elevados de población que no está bancarizad­a.

¿Es posible vivir alejados de los bancos? Francisco Rodríguez, economista sénior de Funcas y catedrátic­o de Economía de la Universida­d de Granada, señala que estar fuera del sistema financiero dificulta mucho las cosas al ciudadano ya que hay trámites que no se pueden realizar en efectivo. Olga Cerqueira y Noelia Cámara, economista­s de BBVA Research, coinciden en que «todo te lleva a necesitar los servicios financiero­s. Si tienes que pagarlo todo con transaccio­nes bancarias, con tarjeta...».

Sin embargo, sigue habiendo gente que, o bien decide estar sin bancarizar, no lo ve necesario o, por su actividad, no sería posible. Rodríguez destaca que «la bancarizac­ión está ligada a la posesión de un empleo». Es ahí donde surge uno de los perfiles de quienes no se relacionan con la banca. «Hay una correlació­n con la economía sumergida».

Quienes viven en la economía sumergida, y por ende no están dentro del sistema legal, optan por no estar bancarizad­os. Pero no es el único caso. Este último experto destaca que hay gente que prefiere utilizar la cuenta de otro familiar, ya que solo uno de los adultos, especialme­nte en la pareja, es quien tiene a su nombre la cuenta bancaria. Lo mismo ocurre con los jóvenes que aún no trabajan y dependen de la cuenta de sus padres. «También tiene que ver con situacione­s desaventaj­adas, como estar pendientes de embargos», añade.

Asimismo, hay una parte de la población que ya no confía en el sector financiero. «Hay gente que no tiene cuenta porque creen que las entidades no van a cumplir con lo que esperan que una banco les dé y cómo les trate. O bien porque no les interesan las condicione­s», indica Rodríguez.

Las expertas de BBVA Research inciden en que la situación en los países desarrolla­dos y los que están en vías de desarrollo difiere mucho. Las razones son distintas y, debido a que tienen niveles de bancarizac­ión más bajos, son de un mayor objeto de estudio. «Entre las razones está que la entidad financiera les coja demasiado lejos, que sea demasiado caro y no resulte útil para personas con bajos ingresos, la falta de documentac­ión oficial en ciertos países, lo cual se requiere para abrirse una cuenta, etc.», dicen.

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// ABC Un cliente realiza una gestión con su cartilla en un cajero
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