El Papa viaja a Canadá para pedir perdón por el genocidio cultural
Hace aproximadamente un año, el Papa se convenció de que era improrrogable un viaje a Canadá. Los obispos de este país le transmitieron que era imprescindible que viajara para pedir perdón por el papel de la Iglesia en el genocidio cultural al que fueron sometidos los pueblos indígenas a través de internados para niños. Si tenía dudas, se le pasaron en abril, cuando algunos supervivientes le contaron en el Vaticano lo que hasta hace pocas décadas estaba ocurriendo. Historias dramáticas de niños a los que el gobierno arrancó de sus familias para llevarlos a colegios religiosos, donde fueron despojados de su identidad y forzados a vivir la cultura europea.
El Papa aterrizará en Edmonton (Alberta) en torno a las siete de la tarde de hoy. Al pie de la escalerilla le recibirá la presidenta, Mary Simon, descendiente del pueblo de los inuit; y el primer ministro Justin Trudeau. Comienza el viaje allí, porque en Alberta había más internados que en el resto de territorios.
Mañana el Papa se desplazará hasta las «Colinas del oso», a unos 70 km de la ciudad, para visitar uno de los cementerios en los que fueron enterrados los alumnos de internados. La segunda parte del viaje comenzará el miércoles en Quebec, ciudad de referencia para los pueblos indígenas del Este de Canadá. El Papa se desplazará desde allí hasta Ste. Anne-de-Beaupré, uno de los lugares de peregrinación más antiguos de América del Norte, que atrae cada 26 de julio a los pueblos indígenas. Concluirá la visita el viernes en Iqaluit, muy cerca del Círculo Polar Ártico. En esta ciudad de 8.000 habitantes, vive el mayor número de inuit de Canadá, unos 3.900.