El director del siglo
Álvaro Ybarra ha sido un ejemplo de compromiso con los valores de este oficio. Y un líder de mando firme, claridad de principios, criterio sensato y mucho señorío
Nombrado en el verano del 2000, Álvaro Ybarra ha sido el único director de ABC de Sevilla en el siglo XXI. Ese largo mandato, inusual en la volatilidad del periodismo contemporáneo, es la evidencia de que pocos periodistas como él han encarnado con tanta fidelidad el paradigma profesional, ideológico, cultural, moral y estético de este diario. A su criterio ponderado, su serenidad de espíritu, su talante liberal y su olfato ha sabido unir un elemento esencial en el liderazgo, que es el talento para conformar equipos y la humanidad en el trato. De una elegancia natural, Álvaro no ha sido sólo el referente que marcaba la línea editorial y otorgaba a las noticias una valoración justa y precisa, sino el capitán dotado del aplomo necesario para abordar conflictos difíciles y circunstancias críticas. Su gestión durante la pandemia, con dos redacciones presenciales y una telemática, constituye un ejercicio modélico de compromiso con los valores esenciales de este oficio, en el que los lectores son la esencial razón de ser y la información el único objetivo por encima de cualquier contratiempo, sacrificio personal o incluso situación real de peligro. Así ha sido su trabajo en estas dos décadas largas: una combinación de jerarquía, credibilidad y estímulo. El mando firme, la estrategia recta, la claridad de principios, la decisión sensata, la luz larga, el consejo tranquilo. Y siempre el señorío, ese toque de distinción que solemos llamar estilo.
Nos conocimos a principios de los ochenta, ambos de becarios en Nueva Andalucía y en El Correo. Ya portaba ese sello tan suyo de discreción, inteligencia y una madurez que imponía respeto incluso entre los compañeros más veteranos o más escépticos. Un día, en la cafetería Coliseo, le ofrecí incorporarse a Diario 16 y me dio calabazas con visión certera. Al cabo del tiempo me devolvió la oferta y hoy sólo puedo expresar mi gratitud por haberme permitido asistir de cerca a lo mejor de su carrera. Ha sido un privilegio compartir esta aventura que acaba por decisión suya. ABC no es un periódico, es una leyenda de la prensa española y Álvaro Ybarra la ha agrandado con su esfuerzo, su pasión callada, su entrega, su buena mano, su conocimiento de las claves de la sociedad sevillana, su autoridad moral, su exquisito tacto, su templanza en los lances más complejos del cargo. Se han hecho cortos estos veintidós años. Pero quedará siempre el honor de haber servido a su lado.