Icono y pionera de la canción catalana
Núria Feliu (1941-2021) La cantante, vinculada en sus orígenes a la Nova Cançó, fue la primera en grabar estándares de jazz en catalán junto a Tete Montoliu
Fue la voz del cuplé y el bolero a la catalana de la segunda mitad del siglo XX; la artista que cambió la Nova Cançó por el piano de Tete Montoliu y acabó convertida en pieza capital de la Cataluña yeyé. Cincuenta discos, más de
400 canciones grabadas e interpretadas y un sinfín de colaboracion-esson el legado de una cantante que pionera a la hora de adaptar al catalán estándares de jazz, canciones de musical y, en fin, casi cualquier estilo que cayera en sus manos. «No hay ningún género musical que no haya cantado en catalán», solía decir una artista de swing con elegante y profundo respeto por la cultura popular.
Nacida en Barcelona en 1941, Feliu sufrió un ictus cerebral el año pasado de cuyas secuelas no se habría recuperado. Feliu se había retirado de los escenarios en 2005, pero regresaba puntualmente para dejarse homenajear por compañeros de promoción en sonadas fiestas de cumpleaños en el Liceo, reivindicar el pop catalán de los sesenta con espectáculos como ‘La pols i l’era’ o, ya en los últimos años, implicarse a fondo en el proceso independentista catalán.
La huella de la Feliu, sin embargo, venía de lejos: ‘descubierta’ por Antoni Ros-Marbà a principios de los sesenta, cambió pronto el arte dramático por la música y pasó del escenario del Orfeó de Sants a Els 4 Gats, el primer grupo de Quico Pi de la Serra. Era la época de la Nova Cançó, movimiento al que Feliu llegó bien acompañada por Francesc Burrull, Josep Maria Andreu y Jaume Picas, y del que salió para hacer historia de la mano de Tete Montoliu. Juntos grabaron en 1966 un disco que el tiempo ha convertido en mítico; una colaboración coronada por la presencia de Erich Peter, Billie Brooks y Booker Ervin y que la hizo pionera a la hora de adaptar al catalán estándares de jazz.
Ese mismo año, también junto a Montoliu, actuó en el Waldorf Astoria neoyorquino, uno de los hitos de una carrera que, a partir de entonces, se atomizó para abarcar desde el cuplé y los boleros a los musicales y el country. Una variedad de registros que Feliu aprovechó para cantarle a Charles Trenet y a Barbra Streisand, sacudir El Molino con ‘El cuplet a Barcelona’, rendir homenaje a la Mistinguett, y aliarse con Los Guacamayos para verter al catalán boleros como ‘Nosotros’ y ‘Lo dudo’.
En los noventa se atrevió con la sardana y en 2002 sorprendió con ‘Amb un aire country’, disco en el que versionaba a Elvis Presley, Garth Brooks y Willie Nelson y prueba más o menos definitiva de la versatilidad de una cantante cuya relevancia ya había quedado grabada en piedra en 1987, cuando se colocó una placa conmemorativa en la casa de la plaza Osca del barrio de Sants en la que nació.