ABC (Andalucía)

Que Dios le guarde a Manuel, el último matador

∑El salmantino cuaja lo más rotundo al lote de mayores opciones de Torrealta y sale a hombros en su alternativ­a

-

Se abanicaba el sol y se ponía la chaqueta la sombra. Se calaba el sombrero la solanera y se anudaba el pañuelo la zona más sombría. Corría el sudor por la frente del tendido 3 y tiritaban los brazos del 1. La plaza hubiese dado para otro ministerio a los nuevos apóstoles del cambio climático, teorizador­es de sillón y moqueta de los incendios que asolan la campera piel de toro. Del fuego se hablaba, y mucho, a la entrada de Cuatro Caminos.

Torerament­e, la llama la prendió el recién llegado al escalafón de matadores: Manuel Diosleguar­de, de blanco y oro en su día soñado, un 23-J. Y lo hizo proclamánd­ose vencedor del estreno de la Feria de Santander. Muy centrado, estuvo siempre a lo suyo, que era torear y perseguir con ahínco el triunfo. Se embolsó ya una oreja con el toro de la ceremonia, que lo primero que le ofreció fue una coz. Qué detalle, sintomátic­o de lo que sería, en líneas generales, la desbravada y desclasada corrida de Torrealta. Y eso que el toricantan­o tuvo el lote más boyante. Manseó este primero, que sangró en varas y quiso pirarse a su querencia, pero Manuel lo sostuvo en vibrantes tandas. Embestía con revolucion­es Ropasucia, que se revolvía en los pases de pecho. A la defensiva, nada quería por arriba, por eso los ayudados por alto no parecieron el mejor broche. Eso sí, con enorme firmeza, como antes sus poderosas series. Seguro y sin una duda, como si no fuera su primer día frente al toro, explotó el mejor pitón izquierdo mientras alargaba y templaba el viaje del bravucón Ropasucia, que transmitió. El pinchazo no le privó del citado trofeo.

Pero Manuel no quería marcharse a pie y calentó más el ambiente en su apasionado recibo al sexto. Ambicioso, se postró de hinojos en el arranque de la obra, en la que sudó la Camiseta, bautismo del torrealta. Hasta la última gota exprimió el novel salmantino al animal de mayor calidad del conjunto ganadero. Tan crecido andaba, que por momentos mostró esa arrogancia que tanto necesita el toreo. Menudos naturales sopló en el epílogo, hondo y con mucho calado en el público. Lástima que la estocada hiciera guardia. Aun así, la oreja fue suya como premio a su esplendoro­sa y maciza faena, con templanza y asiento.

Sabedor de que la temporada se esfuma sin apenas titulares, Talavante se plantó en los medios para levantar una estatua por saltillera­s y gaoneras. Los pitones del jabonero acariciaba­n su taleguilla tórtola, el mismo color que las tardes de guerra antes de su retirada. Las dos rodillas echó sobre la negra arena en un intensísim­o prólogo, buscando la conexión con el público. Quería Alejandro, pero Soldadito tenía el depósito de la casta más vacío que el tanque de combustibl­e del aficionado que decía que no cogerá el coche hasta que el litro de diésel baje a euro y medio. Así lo contaba en el autobús que nos conducía desde el Santemar al coso. «No con mi dinero», era su eslogan. El de Talavante fue lucir su dorada izquierda, aunque sin la redondez deseada por la sosa condición del obediente torrealta. La efectiva estocada desató la pañolada de la oreja: el extremeño volvía a sonreír.

El tren extremeño

A las ocho se las veía con el cuarto, sin noticias de la clase ni la bravura. Talavante se dobló para ahormarlo, pero no hubo modo. Engañosa su movilidad, a topetazos y sin humillar ni por equivocaci­ón. Y allí que se plantó con la zurda el pacense, intentando extraer pases limpios de aquella sucia embestida. Ni a babor ni a estribor servía el melocotón ejemplar gaditano. A menos todo, muy a menos. La faena se desinfló como las ilusiones de sus paisanos con el AVE más lento del mundo.

Ni un lance permitió a Pablo Aguado el tercero, que ya en el primer par de banderilla­s asomó la lengua. El zapatillaz­o y la voz querían tirar del torrealta, pero ni el toro embestía de verdad ni el torero se ponía de verdad. Tan aburrido andaba el personal que lanzó un «¡vivan los novios!» en homenaje a los que se habían casado por la mañana en el Sardinero.

Después de dos verónicas para devolver la fe, nacieron unas salerosas chicuelina­s del sevillano en el quinto. Extremeño se llamaba, con una carita muy a modo y unas pezuñas gigantes. Basto toro para tan fino artista, que buscó las vueltas a este 10, aunque de diez solo tenía el número. Por encima Aguado, que se esforzó por agradar, pero mató fatal.

Faltaban Camiseta y Diosleguar­de como tándem más brillante, que ya está contado. El estreno del ciclo de Santiago fue de principio a fin del último matador, con doctorado del 23 de julio de 2022. Que Dios le guarde a Manuel, la nueva ilusión del escalafón donde más deprisa crece la barba.

 ?? // SERRANO ARCE ?? Manuel Diosleguar­de sale por la puerta grande tras cortar dos orejas en el estreno de la Feria de Santiago
// SERRANO ARCE Manuel Diosleguar­de sale por la puerta grande tras cortar dos orejas en el estreno de la Feria de Santiago
 ?? // S. ARCE ?? Alejandro Talavante, en un intenso inicio de rodillas
// S. ARCE Alejandro Talavante, en un intenso inicio de rodillas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain