Entre Donbass y Jersón
Tras cinco meses de hostilidades en Ucrania, parecería que las mayores preocupaciones continentales pasan por la gasificación de la guerra, el regreso del carbón y la exportación cerealista desde los puertos ucranianos. Pero las operaciones de combate en el teatro continúan, bien que aparentando estar algo estancadas. No obstante, siguen siendo frecuentes los bombardeos recíprocos contra objetivos militares localizados en las retaguardias del otro como, por ejemplo, en las zonas de Chernigov, Zaporiyia, Odesa y Mikolaiv por la artillería rusa, y puestos de mando e instalaciones logísticas rusas por la ucraniana.
Asimismo, se desarrollan operaciones más dinámicas en base a una especie de macabro reparto de papeles entre los dos bandos. El ruso mantiene como prioridad operativa la ocupación de todo el territorio del óblast de Donetsk. De lograrlo, completaría su dominio del Donbass, lo que constituiría una gran victoria política para el Kremlin. Las tropas rusas mantienen como objetivos tácticos principales a Sloviansk-Kramatorsk atacado desde Izium y Liman, Bajmut desde Popasna y, más al este, Siversk desde Lisichansk. Frente a ello, las tropas ucranianas persisten en su férrea actitud defensiva para desgastar a las rusas y frenar su progresión hacia el oeste.
La prioridad ofensiva del bando ucraniano parece focalizarse sobre el oeste del bajo Dniéper donde, paulatinamente, sus tropas van incrementando su presión al compás de la recepción de armamentos pesados, especialmente Himars (Sistemas de Cohetes/Misiles de Artillería de Alta Movilidad) que recibe de los países de la OTAN. El mayor objetivo táctico es Jersón. Si las tropas ucranianas lograsen recuperar esa población, las rusas, para evitar quedar embolsadas, se verían seguramente obligadas a replegarse al este del Dniéper. Esa sería, en términos políticos, la primera gran victoria militar ucraniana. Porque, a la ganancia (recuperación) territorial, se añadiría un apreciable adelgazamiento de la franja de terreno, conquistada en las primeras semanas de la invasión rusa, y que, al noroeste de Crimea, conforma el glacis de seguridad de la península. La mera posibilidad de que las tropas ucranianas implementasen tal concepto operacional obliga a pensar que las rusas en la zona estén siendo reorganizadas y reforzadas adecuadamente, para afrontar defensivamente esa hipotética y peligrosa operación ucraniana.