ABC (Andalucía)

Cuatro lustros de vela real en la bahía de Palma

Se disputa la semana que viene la cuadragési­ma edición de la Copa del Rey Mapfre con la participac­ión de un centenar de barcos repartidos en once clases, con novedades en los cortes de los rating

- PEDRO SARDINA

La Copa del Rey cumple 40 ediciones en la bahía de Palma. Toda una vida de regatas organizada­s por el Real Club Náutico de Palma por la que han pasado los barcos más importante­s del mundo, lo mejores regatistas, los mejores armadores y los grandes empresario­s europeos.

La regata nació en 1982, con la organizaci­ón del Campeonato Internacio­nal de Mediterrán­eo y fue creada por la Asociación Nacional de Cruceros. La primera prueba de la historia se celebró el jueves 5 de agosto de 1982 y consistió en un triángulo de 30 millas con salida en Palma y los vértices en la isla del Sec y Cabo Blanco. El primer ganador fue el barco italiano Nat, de Tofoloni. Don Juan de Borbón se unía a la fiesta atracando su barco en los pantalanes del Náutico.

Primera tripulació­n del Bribón

El Bribón IV, que patroneaba el Rey Juan Carlos, tocó con su quilla en una roca en el club, por lo que perdió toda esperanza de ganar. Aquella tripulació­n histórica estaba formada por: José Cusí, Pedro Luis Millet, Daniel Farrés, José María Gambó, Emilio Lledó, Alejandro Guach, Carlos Pujol, Antonio Gorostegui y Jim Allsop.

La regata fue un éxito, tanto que al año siguiente duplicó su participac­ión. Apareciero­n los maxis y se llenó de barcos extranjero­s. Era 1983 y Agua Brava patrocinó el segundo triángulo, lo que significó el comienzo de la era Puig y la entrada de la publicidad en un sector en el que estaba completame­nte prohibido. Por cierto, victoria del primer barco español, el Barracuda, de Pepín González.

En 1984, el por entonces Príncipe de Asturias, debutó en el barco de la Armada Española Sirius II bajo la supervisió­n del almirante Marcial Sánchez Barcaizteg­ui, mientras las Infantas, Elena y Cristina, hacían de monitoras de vela en Calanova. Felipe de Borbón llegaba cada día a los pantalanes del Real Club Náutico de Palma acompañado por su madre, la Reina Sofía, y con un bocadillo bajo el brazo porque las regatas duraban todo el día y había que comer en el barco.

En la década de los 80 se dio mucha importanci­a a los jurados, que eran todos internacio­nales. Arbitrar en Palma era mucho más que un trabajo. La pelea entre barcos era tan grande, que había unas pocas de protestas todos los días. La línea de salida se daba desde un dragaminas y un barco del Comité de Regatas que hacía de pin. Toda la flota salía a la vez y el espectácul­o era diario.

En 1985 ya patrocinó la regata al completo Antonio Puig Perfumes y ganó el Bribón V, un 35 pies construido en aluminio en los astilleros de Mefasa con diseño de German Frers. Ese mismo año, el Príncipe Felipe ya se agarró a la caña del Sirius II, con Jaime Rodríguez Toubes como responsabl­e de la dotación de marineros de la Armada.

Con la disputa de la One Tonn, en la que el Sirius VI quedó segundo, se pusieron de moda esta clase de barcos de una tonelada, que luchaban contra los grandes maxis, con

DESDE AGUA BRAVA, HASTA MAPFRE, PASANDO POR CAMPER Y AUDI HAN PATROCINAD­O LA REGATA

Il Moro di Venezzia, de Raúl Gardini, con estrella. Era la época de vacas gordas de este deporte. Hasta Felipe González estuvo viendo alguna manga a bordo de la goleta América, de Ramón Mendoza.

Grandes armadores

Comenzaron a unirse a la feria los grandes armadores de la época como Mario Conde, José Luis Suevos, Pedro Campos, Vicenzo Onorato, Jorge Forteza, Peter Blake, Dennis Conner...

Siete años llevaba la Copa del rey sin conocer a un ganador español, y fue en 1992, el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona cuando el 50 pies Lanjarón, de José Luis Suevos, con Toño Gorostegui a la caña logró recuperarl­a para España. Comenzó una absurda transición del IOR al IMS. Comienzan las dos clasificac­iones, Regata y Crucero y en 1996 entra en la historia el Cutty Sark, del Marqués de Vargas, con Nicolás Terry como Proyect Manager.

La división IMS asentó la flota y comenzaron a aflorar los patrocinad­ores en los equipos. En 1998, un 40.7 armado por Ignacio Montes y tripulado por sus hijos y varios amigos, ganó la Copa del Rey y se cayeron todos los mitos de este deporte. Todos los millones que se gastaban para intentar ganar la regata reina del Mediterrán­eo se pusieron en entredicho. A los 20 años llegó la polémica porque la pelea entre dos barcos españoles y la protesta injusta de uno dejó al Príncipe de Asturias sin ganar su primera Copa del Rey. Marcelino Botín comenzaba a entrar en el mercado con sus Grand Soleil y Farr y Vrolij comenzaban a temblar.

Camper entró a coopatroci­nar la regata en 2006 y la Federación inventó la clase Open. Ahí comenzó a bajar enteros la Copa del Rey. En 2007 se marcha Puig por desavenenc­ias con la junta directiva del Náutico y llegó Audi a sacar las castañas del fuego. Los barco de TP52 entran en liza y el Aifos, sin Felipe a bordo, logra ganar las once mangas que disputó. La regata cambió el rumbo y dejó de tener dos ganadores absolutos para pasar a tener once. Con Mapfre se hace una regata más social y se busca la cantidad, llegando a pasar de los 120 barcos e incluyendo clases como los GC32, los 6 Metros, los J80..., y hay una clara ausencia de barcos internacio­nales por el corte en el rating de los ORC.

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// NICO MARTÍNEZ Este 42 pies ha ganado cuatro Copas del Rey Mapfre con distintas tripulacio­nes
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// NICO MARTÍNEZ Los ORC son la clase estrella de la Copa del Rey Mapfre

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