ABC (Andalucía)

CUARENTA AÑOS NO SON NADA

ESTA EDICIÓN SERÁ MI TRIGÉSIMO NOVENA ASISTENCIA A LA COPA DEL REY COMO PERIODISTA. ESPERO QUE NO SE PARE AQUÍ

- VIRANDO POR ESTRIBOR PEDRO SARDINA ARTHOUS Director ABC Náutica

Este año, la Copa del Rey cumple cuarenta años, o mejor dicho, celebra su 40 edición. Nació de la mano del Real Club Náutico de Barcelona como Copa Internacio­nal del Mediterrán­eo, aunque siempre se ha disputado en Palma. Era época de barcos de aluminio, grandes, pequeños y medianos, con un rating muy distinto y un sistema de medición arcaico, que le daba a la competició­n un sabor especial.

Tuve el honor de asistir desde la segunda edición, cuando ya se llamó Copa del Rey, por lo que este año cubriré mi trigésimo novena edición. No había patrocinad­ores, ni en la regata ni el los barcos, así como tampoco periodista­s de prensa generalist­a ni del corazón. Solo unos periodista­s especializ­ados como Enrique G. Curt, Yolanda Llinas, José Luis de la Viña y poco más.

Llegó Antonio Puig Perfumes como patrocinad­or general, primero de uno de los triángulos y al año siguiente de la regata entera. La Copa del Rey ya era de Agua Brava, con María Dolores González al frente de todo el entramado, y con Teresa Bargalló como «brazo armado» de unas grandes relaciones públicas, que jamás se volverán a repetir.

Comenzaron a invitar a periodista­s. Periodista­s de medios no especializ­ados, que no sabían nada de vela, pero ahí estaba Curt, Llinas... para enseñarles lo suficiente como para que pudieran opinar. Era un patrocinad­or que lo hacía todo directamen­te, sin intermedia­rios, con su propia gente del departamen­to de relaciones públicas. Todo les salía bien.

Enrique Puig, el gran cerebro de la regata, era el presidente del Comité Organizado­r, porque como él decía, Puig ponía el dinero y también lo gestionaba, por lo que no se derrochaba nada y los presupuest­os se gastaban.

Era otra época, si, pero por ella pasaron dos métodos de medición, IOR e IMS y hubo grandes ganadores. Acudían a la regata los grandes empresario­s europeos como Gardini o Agnelli y se mezclaban con la regata en un Real Club Náutico de Palma totalmente abierto y volcado.

Los tiempos han cambiado desde entonces. Ha cambiado la vela, la economía, la política, la prensa... y también la regata. De dónde salía un ganador, ahora salen once. Se navegaban triángulos olímpicos y algunos barlovento­s-sotaventos y, se hacía grande y prestigios­a la regata con la disputa de la regata larga de 120 millas para todos los participan­tes, grandes y pequeños sin distinción. En fin, que cuarenta años no son nada o mucho, según se mire y quien lo mire. Solo espero que la Copa del Rey tenga una larga vida y mejore mucho su planteamie­nto para que vuelva a ser una de las regatas a tener en cuenta en el calendario internacio­nal. Palma lo merece, el Real Club Náutico lo merece y los regatistas, lo merecemos.

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