TÍO PEPE ‘BENDICE’ A ELCANO A SU VUELTA A CASA
El Juan Sebastián de Elcano ya descansa en sus aposentos en su casa en la Base Naval de la Carraca. Y lo hace justo cuando se cumplen 500 años de aquella primera vuelta al mundo que protagonizó precisamente el marino de Getaria que le da nombre al barco insignia de la Armada Española.
Recibo una invitación para asistir a una ceremonia privada de recepción de dos medias botas de vino de Jerez que han sido mareadas en el último crucero de instrucción que ha durado cinco meses por aguas mediterráneas y atlánticas. Allí nos recibe el oficial de guardia encargado de recibir a los invitados, curiosamente tocayo mío, y donde José Argudo, Brand Manager de Tío Pepe me lo presenta nada más acceder por la escalerilla a la cubierta del buque donde nos presenta ‘de Jaime Soler a Jaume Soler’; le conocía de referencias, ya que es un habitual en los barcos de la Comisión
Naval de Regatas de Cádiz.
En esta ocasión el Juan Sebastián de Elcano al mando del comandante Manuel García Ruiz, partió el 12 de febrero de Cádiz en dirección a Atenas y para ir bajando hacia Civitavecchia, Barcelona, Cabo Verde, San Juan de Puerto Rico, La Habana, Miami y vuelta a Santander, Saint Malo, La Coruña, Marín y retorno el día 21 julio. La Armada es probablemente el cuerpo del Ejército que cuida más las tradiciones, y esto ha quedado una vez más patente. En aquella primera circunnavegación de Magallanes y Elcano las naos ya llevaron dos medias botas de vino, y González Byass propuso rememorar hace ya dos cruceros de instrucción, esta tradición que ha servido para demostrar que los vinos mareados, por el mar y por las distintas temperaturas, están vivos. Han pasado un Palo Cortado bautizado como ‘XC’, un Amontillado Viña AB al que llamaron
Estrella de los Mares y que han repetido con un el vino de referencia de Jerez, el fino Tío Pepe.
El vicepresidente de la compañía Pedro Rebuelta dio las gracias una vez más a la Armada e hizo un histórico a los vinos de ida y vuelta; el enólogo Antonio Flores contó como había sido la crianza sumergido del vino a lo largo de estos cinco meses de vaivenes y calmas y Manuel García Ruíz, quiso recordar que el Juan Sebastián de Elcano es un buque lleno de liturgias y tradiciones y el mundo del vino, también.
Quedaba de esta forma finalizado oficialmente el 94 Crucero de Instrucción y vuelta a casa del Juan Sebastián de Elcano, en el año más importante en los actos del V Centenario de la primera vuelta al mundo que se cumplirá en septiembre.
Pero antes de volver a sus aposentos en San Fernando, Elcano era bendecido por uno de los vinos más castizos, Tío Pepe.