La «honestidad» de los que forzó a dimitir

La expresidenta de la Junta, Susana Díaz, se sumó ayer al coro de voces del PSOE defendiendo a Chaves y Griñán... pero reiterando que ella no gobernaba cuando los ERE

Muchas cosas han pasado desde aquel año 2016 en el que la entonces todopoderosa lideresa del PSOE andaluz, Susana Díaz, «mató» políticamente hablando a sus padres en el partido, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. «Pepe, Susana nos ha matado, es como si nos hubiese clavado un cuchillo», le dijo Chaves a Griñán cuando escuchó las declaraciones públicas de la presidenta. Hacía pocas semanas que el PSOE federal había aprobado un nuevo código ético que obligaba a sus militantes a dejar los cargos si estaban imputados por algún asunto cuando se les abriera el juicio oral. Pero Susana Díaz no podía esperar a que eso sucediera porque Ciudadanos le apretaba tras haber firmado un pacto de investidura. La formación naranja exigía la salida de la política de los expresidentes Chaves y Griñán, ya imputados en el caso ERE, para continuar con su apoyo al Gobierno en minoría de Díaz.

Griñán dejó su acta como senador por la comunidad y Chaves hacía lo propio con la suya en el Congreso pocos días después.

Ahora, cuando se ha conocido el fallo del Supremo sobre la condena de los expresidentes y otros catorce exaltos cargos de los gobiernos socialistas, Susana Díaz no se ha salido del guión marcado por el PSOE que cierra filas con los dos expresidentes. Ojo, sólo con ellos dos, mientras que el resto de los exaltos cargos parece que no conocían a nadie.

Susana Díaz defendió ayer la «honestidad e integridad» de los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán a pesar de la condena del Tribunal Supremo y confió en que el Tribunal Constitucional haga «justicia», dando por sentado que ambos presentarán un recurso, extremo que no decidirán hasta no conocer en profundidad el contenido de la sentencia.

Es cierto que con estas declaraciones, Susana Díaz mantiene el argumento que viene defendiendo desde 2014 exactamente con las mismas palabras pero con la diferencia de que entonces no había sentencia condenatoria. En 2016 justificó sus presiones para que se marcharan de la primera línea política y abandonasen su militancia en el PSOE afirmando que lo hacían «para poder preparar sus defensas».

Susana Díaz dijo ayer que había hablado con los dos expresidentes y que Griñán es un hombre «honesto; siempre ha sido un ejemplo de integridad y honestidad». La expresidenta desveló que ambos están «firmes porque su convicción de la honestidad e integridad con la que siempre han estado en el ejercicio de lo público está ahí y todo el mundo lo reconoce».

Pero también dejó claro su distancia con este caso de corrupción. Como ha reiterado en numerosas ocasiones, Díaz insistió en que el caso de los ERE fue anterior a su etapa como presidenta de la Junta, aunque ella no tuvo reparo «en pedir perdón a los andaluces. No me gusta que esas cosas pasen ni en mi partido ni en ningún otro partido, pero tampoco quiero que en este país se manche la integridad y honestidad de gente que ha estado 30 ó 40 años de servicio público de manera intachable y sin llevarse un duro».