Kiev y Moscú se acusan de las muertes de 40 prisioneros de guerra
El bombardeo se produjo en una cárcel de Donetsk repleta de presos ucranianos
Rusia y Ucrania se lanzaron ayer acusaciones mutuas de bombardear una cárcel en la que se encontraban prisioneros de guerra ucranianos en Donetsk (territorio controlado por los separatistas rusos), que según Moscú dejó decenas de muertos.
El Ministerio ruso de Defensa afirmó que el ataque, en el que murieron 40 presos ucranianos y ocho empleados de la cárcel, se llevó a cabo con misiles de largo alcance suministrados a Ucrania por Estados Unidos.
Moscú dijo que se trataba de una «sangrienta provocación del régimen de Kiev» con el objetivo de disuadir a las tropas ucranianas de que no depongan las armas ni se rindan. Entre las víctimas mortales, el Kremlin afirmó que se encontraban miembros del batallón Azov, división famosa por defender el puerto ucraniano de Mariúpol frente al avance de las tropas rusas hasta el pasado mes de mayo.
Por su parte, el Ejército ucraniano negó haber llevado a cabo el ataque diciendo que sus fuerzas «no lanzaron ataques de misiles ni artillería en la zona de Olenivka». Culpó a las tropas rusas de estar detrás del ataque con el objetivo de «acusar a Ucrania de haber cometido crímenes de guerra y encubrir las torturas a los prisioneros y las ejecuciones que habían llevado a cabo» en la prisión de Donetsk durante estos últimos meses.
El cruce de acusaciones se produjo en mitad de una visita del presidente Volodímir Zelenski a un puerto de la región de Odesa, al sur de Ucrania, para supervisar la carga de de un barco con cereales para su exportación, en el marco de un plan respaldado por la ONU.
Exportaciones de grano
«Está en curso el cargamento del primer barco desde el inicio de la guerra. Se trata de un buque turco», dijo Zelenski, según un comunicado de la Presidencia, que mostró un vídeo del mandatario delante de un barco denominado Polarnet.
Según las mismas fuentes, las exportaciones podrían iniciarse «en los próximos días» con el objetivo de aprovisionar a los mercados internacionales con toneladas de cereales bloqueados en los puertos ucranianos desde el inicio de la guerra. «Estamos totalmente preparados. Le hemos enviado todas las señales a nuestros socios, la ONU y Turquía, y nuestros militares garantizan la seguridad», declaró Zelenski.
Pese a que los ataques no dan tregua, Ucrania intenta reemprender sus cruciales exportaciones de grano. Por ello, el líder ucraniano y los embajadores del G-7 en Ucrania se reunieron ayer en el puerto de Chornomorsk, cerca del de Odesa, en una muestra de unidad en conformidad con los acuerdos firmados el pasado 22 de julio para permitir la reanudación del comercio desde los puertos ucranianos del mar Negro.
El acuerdo se negoció hace una semana, pero hasta el momento no ha llegado ningún barco. «Es importante para nosotros seguir siendo el garante de la seguridad alimentaria mundial», escribió el líder ucraniano en un mensaje de su cuenta de Telegram.