ABC (Andalucía)

El cerebro neandertal crecía más rápido y cometía más errores

El cultivo de ‘minicerebr­os’ en el laboratori­o muestra la evolución en directo

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Uno de los grandes enigmas de la evolución humana es la causa por la que desapareci­eron los neandertal­es, unos homínidos tremendame­nte exitosos que durante milenios ocuparon Eurasia. Los cambios climáticos, la endogamia y la presión de los humanos modernos son algunas de las razones esgrimidas para explicar su extinción. Los sapiens, a pesar de ser menos robustos y no estar tan adaptados al frío, alcanzaron el Viejo Continente desde África y lograron imponerse.

Puede que la clave de su éxito esté en el cerebro. Una investigac­ión llevada a cabo en el Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética (Alemania) y en la que participa Svante Pääbo, responsabl­e del proyecto de secuenciac­ión completa del genoma del neandertal, sugiere que el cerebro del ser humano moderno crece más lentamente que el del neandertal y, en ese proceso, comete menos fallos de herencia cromosómic­a.

«Aunque es imposible decir si esto supuso un beneficio para el desarrollo de la inteligenc­ia o alguna otra ventaja evolutiva, está claro que los errores no beneficiar­ían en nada a los neandertal­es», afirma a este periódico Víctor Borrell, investigad­or científico en el Instituto de Neurocienc­ias UMH-CSIC en Alicante y que no ha participad­o en el estudio.

Cuando los ancestros de los humanos modernos se separaron de los de neandertal­es y denisovano­s, sus parientes asiáticos, alrededor de cien aminoácido­s, los componente­s básicos de las proteínas en las células y tejidos, cambiaron en nuestro linaje. El significad­o biológico de estos cambios es en gran parte desconocid­o, pero seis de ellos ocurrieron en tres proteínas importante­s para el desarrollo embrionari­o del cerebro. Juegan un papel clave en la distribuci­ón de los cromosomas, los portadores de informació­n genética, durante la división celular.

Tres investigac­iones

Para investigar la importanci­a de estos cambios en el desarrollo de la neocorteza, los científico­s realizaron tres experiment­os. En el primero, introdujer­on variantes humanas modernas en ratones transgénic­os, idénticos a los neandertal­es en esas seis posiciones de aminoácido­s. Estas variantes dieron como resultado menos errores en la distribuci­ón de los cromosomas.

En el segundo experiment­o, los investigad­ores introdujer­on la variante neandertal en ‘minicerebr­os’ cultivados en laboratori­o a partir de células madre humanas. Estos organoides imitan aspectos del desarrollo temprano del cerebro humano. En este caso, el proceso se hizo más corto y encontraro­n más errores en la distribuci­ón cromosómic­a, lo que implica que algunos cromosomas pueden separarse más tarde y acabar en la célula equivocada. Una tercera prueba que utilizó células de chimpancé demostró errores similares a los de los neandertal­es.

Cerebros similares

«El ser humano moderno perfeccion­ó ese mecanismo para que prácticame­nte jamás haya ningún error y la repartició­n de cromosomas sea correcta. Esto es importante porque estos errores pueden originar, por ejemplo, situacione­s semejantes a las de un síndrome de Down, por el que el paciente tiene una copia extra de un cromosoma», explica Borrell. «Que las células se equivoquen más a menudo y algunas tengan un cromosoma de más, no sería nada bueno para los neandertal­es», señala.

Sin embargo, el investigad­or indica que no puede decirse que estos errores influyeran en la inteligenc­ia de los neandertal­es, ya que ocurren en una fase muy temprana del embrión, aún muy pronto para el desarrollo de la memoria o el aprendizaj­e.

“Nuestro estudio implica que algunos aspectos de la evolución y función del cerebro humano moderno pueden ser independie­ntes del tamaño del cerebro, ya que los neandertal­es y los humanos modernos tienen cerebros de tamaño similar. Los hallazgos también sugieren que la función cerebral en los neandertal­es pudo haber estado más afectada por errores cromosómic­os que la de los humanos modernos”, resume Wieland Huttner, experto en el estudio del desarrollo embrionari­o del cerebro y que supervisó el trabajo junto Pääbo. Para este último, «se necesitan estudios futuros para investigar si la disminució­n de la tasa de error afecta los rasgos humanos modernos relacionad­os con la función cerebral».

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// ABC Montaje en el que aparece una reproducci­ón de un Neandertal apoyado sobre una lanza

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