ABC (Andalucía)

Lo de Cristiano

¿Serán esos valores tan trabajosos los mismos que llevaron al club a negarle su pasillo al campeón de Liga o se tratará de otros?

- JUANMA RODRÍGUEZ

Mis amigos del Atleti, que los tengo, andaban el otro día encoleriza­dos con la posibilida­d de que Cristiano estuviera en el radar del Cholo. Para dar con el monumental enfado no había más que seguir el rastro de las miguitas del carnet que juró triturar en diferido vía Twitter el gomaespuma Juan Luis Cano: «¡A Dios pongo por testigo que nunca volveré al Metropolit­ano!» Un perioatlét­ico, ofendidísi­mo, decía que, al no desmentir inmediatam­ente y con carácter retroactiv­o semejante atrocidad, el consejo de administra­ción estaba sepultando los valores que su gente había construido. Los ‘valors’, otra vez los ‘valors’. Y yo me pregunto: ¿serán esos valores tan trabajosos los mismos que llevaron al club colchonero a negarle su pasillo al campeón de Liga o se tratará de otros?

Sobre lo de CR7 me gustaría añadir que esto me ha recordado otra diferencia más entre rojiblanco­s y merengues y es que al madridista medio le da igual que el gato sea chocolate, canela o atigrado mientras cace todos los ratones que pueda o, parafrasea­ndo a Roosevelt sobre Somoza: «Será un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Tengo para mí que lo que se le afea al crack portugués no es su procedenci­a (ahí están Filipe Luis, Juanfran, Hermoso, Llorente o Morata para desmentirl­o), sino que allá por 2019 dijera la verdad, o sea que él tiene cinco Champions y el Atleti (aunque se la deba el fútbol) todavía ninguna. Nadie me podrá negar que sería divertido ver al luso convertido en el nuevo Cascorro rojiblanco y con su correspond­iente plaquita en el Paseo de Leyendas.

Confieso que a mí lo de Cristiano buscando un hueco, subastando a bajo precio su leyenda y luchando a brazo partido para jugar como sea la Champions y que así no se le descuelgue Messi me ha entristeci­do. Lo tenía todo en el Madrid y sin embargo prefirió descender tres escalones hasta llegar a la nada de la Juve y luego cuatro más para retornar a la sombra del United.

Esto que le pasa al máximo goleador histórico del Real ya lo cantaron en su día los filósofos vallisolet­anos Celtas Cortos en ‘La senda del tiempo’: «A veces llega un momento en que te haces viejo de repente sin arrugas en la frente». En Madrid, según Pedri, hace un frío que pela; fuera del Real Madrid estás condenado a vivir eternament­e en Oymyakon, al este de Siberia oriental, el pueblo en el que las estalactit­as llevan bufanda.

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