‘Fast legislation’
Los expertos lo llaman la inseguridad jurídica, conceptuada por los romanos
IGUAL que el humor cambia con los tiempos, lo hace la ironía al regañar a los hijos. El «tienes más leyes que el Gobierno», dicho –o recibido– en casa está fuera de lugar. No debe existir ya sitio alguno donde se impongan más normas que en los dominios de Pedro Sánchez.
El Covid aceleró este ‘fast food’ legislativo. Google daba la clave. Cuando le preguntabas si en Toledo, Alicante o Pontevedra había toque de queda, te escupía un simbolito amarillo de peligro: «Atención, la normativa pueda haber cambiado». Desde entonces, es la única norma a seguir. Así, el Gobierno de Sánchez se ha convertido en un coyote cortoplacista. Va con la lengua fuera tras el correcaminos del devenir diario. Asfixiado por su ‘bip bip’ nunca alcanza su meta y, por el camino, nos atropella a los demás.
Los expertos lo llaman la inseguridad jurídica, ya conceptuada por los romanos. En nuestros días, se visualiza rápido al pensar en los bancos y las energéticas que un día se levantaron con un impuesto nuevo. Cuánto nos hemos alegrado de que les suceda precisamente a ellos, quizá sin pensar que mañana podemos ser ustedes o yo. Sí, cualquier decreto-ley puede un día mirarle a los ojos y decirle «ven conmigo».
¿Que no? Estamos como para fiarnos de la palabra gubernamental. Hace tres mediodías que Teresa Ribera espetó a Bruselas que España no tenía por qué hacer tanto sacrificio energético para ayudar a los demás. Muy bonito lo de ponerse fuerte en Europa, más cuando ya debían tener las medidas redactadas. Eso, o este Gobierno dispone de un acelerador normativo, como el de ver las series más rápido; una impresora 3D o una cadena de montaje regulatorio...
Así, han tejido a máquina una ley que interviene el aire acondicionado y la calefacción. Otra que dice cómo hay que usar las puertas, que anula a la anterior y regula hasta las bisagras. Desde que estoy enterada visualizo al presidente del Gobierno en aquel concurso de televisión: «Abril, cerral».
Si es usted autónomo, ya sabe que el nuevo sistema es inversamente proporcional a lo que recomendaban a Sancho Panza: «Las leyes, cuantas menos mejor y que se cumplan». Pero, ay, que hacer cumplir las leyes es otra cosa. Le pasa a Yolanda Díaz con el mercado laboral. ¿Se acuerdan del control horario? Como con el sistema educativo la premisa es todo nuevo, abajo lo viejo. Lo mismo que hacen los jeques del petróleo construyendo megaciudades sobre el desierto en vez de cuidar las raíces de lo que tenemos. Lo que viene siendo hacer más escaparatismo que poner orden.
El problema de esta ‘fast legislation’ no es sólo que nuestros órganos empiecen a notar un exceso de insalubridad normativa. También que, como suele predicar el ministro de Consumo, vamos a terminar necesitando un régimen con más ingredientes naturales y menos envases de colores. Un detox, de los de toda la vida, pero de ‘fast’ legisladores.