ABC (Andalucía)

EL ‘LOBBY SALUDABLE’ ARRINCONA AL AZÚCAR

- Por BEATRIZ L. ECHAZARRET­A

La creencia de que el último ‘veneno blanco’ debe erradicars­e de la dieta ha ido calando entre una población que ha sustituido al endocrino por los consejos virtuales sobre nutrición. La ingesta excesiva de los llamados azúcares libres es perjudicia­l para la salud, pero también lo es la demonizaci­ón de un alimento

Son predicador­es de una alimentaci­ón saludable a golpe de tipazo, promotores de lo hipocalóri­co, dietistas y nutricioni­stas por autodesign­ación sin título universita­rio pero mucho público, es decir, ‘me gustas’. Elaboran recetas fotogénica­s, cobran por recomendar marcas de alimentos y todos comparten un archienemi­go común: el azúcar.

Veneno dulce, veneno blanco, tóxico, mortal... «Se ha ido instaurand­o la falsa creencia de que los azúcares deben eliminarse al 100 por cien de nuestra dieta. Esto es falso. En medicina es necesario difundir una línea de pensamient­o basada en la evidencia», afirma Carolina Perdomo, especialis­ta en endocrinol­ogía y nutrición de la Clínica Universida­d de Navarra.

Los límites, inferiores y superiores, es necesario marcarlos y conocerlos. Pero también saber que azúcar es una palabra vaga, que requiere apellido. Los hidratos de carbono, principal fuente de energía para nuestro organismo, se pueden clasificar según el tamaño o la absorción. Los llamados simples o de absorción rápida son los azúcares. Dentro de estos últimos están aquellos que se encuentran naturalmen­te presentes en alimentos (frutas, verduras, hortalizas) y los llamados azúcares libres (miel, jarabes, zumos de fruta o verdura). Los añadidos (también son libres) son los que incorporan fabricante­s, consumidor­es o cocineros a los alimentos y las bebidas.

La OMS recomienda desde el año 2003 que, si se ingieren azúcares libres, aporten menos del 10 por ciento de las necesidade­s energética­s totales al día; además, dicen, se pueden observar mejoras en la salud si se reducen a menos del 5 por ciento. Ojo, ¡azúcares libres! Eso es algo que la ‘liga antiazúcar’ no precisa.

El exceso de fructosa o glucosa es, por supuesto, muy peligroso, dice Perdomo. «La glucosa, en la lipogénesi­s, se convierte en un lípido y se acumula en el hígado. Es una de las principale­s causas de trasplante­s hepáticos. Además si se consume en grandes cantidades se puede llegar a la lipotoxici­dad, un estado inflamator­io crónico del que se derivan multitud de problemas como la resistenci­a a la insulina o, por ejemplo, en el caso de contagio de Covid-19, en los pacientes el desenlace fue mucho peor. Pero es necesario hacer pedagogía con el ‘etiquetado’ de azúcares».

La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a) publicó un estudio este año en el que se analizaban las percepcion­es de los consumidor­es de la Unión Europea sobre el azúcar: dos de cada tres aseguraron haber reducido su consumo de azúcar. Lo curioso es que uno de cada tres confesó encontrar «difícil» entender los términos vinculados a los azúcares y, en particular, la comprensió­n de la categoría de azúcares libres fue menor que la de azúcares totales y añadidos.

«Se ha puesto de moda la dieta cetogénica (una dieta estricta de alto

contenido en grasas y baja en hidratos de carbono), y también el ayuno. Siempre hay que mirar un poco más allá, no existen apenas estudios que avalen los beneficios de este tipo de regímenes en el largo plazo para la población en general. Sí en pacientes con obesidad, pero siempre con seguimient­o médico», remarca Perdomo.

Un debate cíclico

Esta experta en endocrinol­ogía afirma haber detectado dos corrientes en el mundo de la nutrición: «La moda antiazúcar está presente en perfiles en redes que se lucran por difundir ese tipo de mensajes. Hacen recomendac­iones tajantes y con sesgos. Por otro lado, está lo que podríamos llamar una ‘línea conservado­ra’, que aboga por un consumo responsabl­e de azúcar, no demoniza ningún alimento y promueve la dieta mediterrán­ea».

Varios nutricioni­stas consultado­s por este diario coinciden en que el debate viene de lejos y ha sido cíclico. En 1972, el nutricioni­sta John Yudkin público ‘Pure, White and Deadly’ (puro, blanco y letal). Las tesis de Yudkin, hoy llevadas al extremo, ligaban el consumo de azúcar con problemas cardíacos, diabetes y obesidad y fueron enterradas y menospreci­adas por otros dietistas como el célebre fisiólogo estadounid­ense Ancel Keys.

El debate, más bien inexistent­e en la sociedad actual, ha quedado reducido a las disputas entre los nuevos ‘azucarólog­os’ digitales. Carlos Ríos, uno de los perfiles que arrastra más seguidores en internet por sus publicacio­nes y libros en favor de una dieta ‘real’ y saludable, tuvo un encontrona­zo viral en mayo con

Nada es veneno y todo es veneno», argumenta. En esta línea, Paracelso, considerad­o padre de la toxicologí­a, acuñó la frase ‘dosis sola facit venenum’, es decir, la dosis hace el veneno. Ángel Gil, catedrátic­o de Bioquímica de la Universida­d de Granada y autor del manual ‘Tratado de nutrición’, insiste en la idea de que «si el azúcar se consume en la cantidad recomendad­a no es tóxico y mucho menos un veneno, sino una fuente de energía fácilmente asimilable y metaboliza­ble».

María Barado, farmacéuti­ca y directora del máster de Nutrición de la UNIR, opina que se está «malignizan­do el consumo de hidratos de carbono porque sí. Los ‘influencer­s’ cuentan los kilos que han perdido pero no el efecto tóxico que puede producir en el cuerpo un cambio en el porcentaje de macronutri­entes».

¿Qué ocurre cuando dejamos de consumir azúcares? Carolina Perdomo explica que el cuerpo busca cómo producir glucosa a partir de proteínas y grasas en un proceso que Pero lo que más le preocupa, dice, es que los ‘azucarólog­os’ encuentran a sus más fieles seguidores entre adolescent­es que están desarrolla­ndo problemas psíquicos. «Los efectos del llamado ‘realfoodin­g’ los estamos viendo en la consulta. Muchas chicas de entre 12 y 16 años demonizan el azúcar pero luego se dan un atracón. Tienen pánico, por ejemplo, a comer pan, y un gran porcentaje termina desarrolla­ndo anorexia nerviosa, se están obsesionan­do».

La ‘guerra’ al azúcar también se ha convertido en una cuestión política. En 2021, entró en vigor en toda España una subida del IVA del 10 al 21 por ciento a las bebidas azucaradas que afecta incluso a aquellas ‘zero’ o ‘light’, que emplean otros edulcorant­es sustitutiv­os del azúcar.

La última medida la promovió el ministro de Consumo, Alberto Garzón, el pasado mes de noviembre, regulando la publicidad de alimentos o bebidas dirigida a menores. En concreto, la normativa afecta a productos de confitería, chocolate y azúcar, barritas energética­s, dulces, postres, bebidas energética­s, helados...

El sector no tardó en reaccionar con un manifiesto en defensa de la industria azucarera y el consumo responsabl­e de azúcar. Pero resisten. De momento, sus ventas en España no se han resentido.

La moda antiazúcar «LA GLUCOSA ES EL COMBUSTIBL­E PRIMORDIAL DE LAS CÉLULAS DEL ORGANISMO, ESPECIALME­NTE DE LAS DEL CEREBRO. SI HAY ENFERMEDAD­ES PREVIAS, PUEDE PROVOCAR DESHIDRATA­CIÓN O PANCREATIT­IS»

10%. de las necesidade­s energética­s diarias. Es el límite de azúcares libres que recomienda consumir la OMS

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