ABC (Andalucía)

La Costa del Sol ha iniciado el verano con un asesinato

▶ La gestión policial y la pandemia han enfriado la guerra de narcos en los últimos años

- MÁLAGA

En 2018 comenzó una espiral de violencia en la Costa del Sol que dejó varios muertos en las calles y hasta dos atentados con bomba, uno en una casa en Benahavís y otro en un lavadero de coches en Marbella. Fueron años de plomo, donde las mafias del narcotráfi­co ajustaban sus cuentas con sangre, sobre todo en Marbella. Ahí el Estado reaccionó. Creó unidades especializ­adas en perseguir este tipo crímenes. Se encarceló a una red de sicarios sueca que había cometido varios asesinatos por encargo y se detuvieron a otros muchos que venían a hacer el trabajo y marcharse. Así, con el cierre de la pandemia de por medio, se consiguió parar aquella guerra. Este año sólo se contabiliz­a un homicidio.

El pasado julio apareció un cadáver en una casa de alquiler. El propietari­o del inmueble fue a ver al inquilino y, desde fuera, observo una terrible visión. El hombre al que buscaba esta sobre una silla, atado, liado con plásticos y con la estancia salpicada de sangre. Había sido asesinado de dos disparos después de ser torturado en aquel lugar. Sobrevoló el temor de que la guerra de bandas se caldeara y, otra vez, volvieran los ajustes de cuentas. Más cuando en una discoteca, Opium, tras una reyerta en la zona VIP, cuatro personas resultaron heridas de bala y otro apuñalado.

Sin embargo, la Costa del Sol ha vuelto a relajarse. Los causantes del tiroteo en Opium no tardaron ni 24 horas en responder ante el juez, que los mandó a previsión preventiva. El asesinato sigue bajo investigac­ión de la Policía Nacional, que sólo tiene por resolver ese crimen y otro ocurrido en Cabopino (Marbella) en 2019. A eso se suma un camionero muerto en Mijas hallado en la playa del Peñón del Cura por parte del Guardia Civil.

En este tiempo ha caído más de treintena de asesinos materiales o intelectua­les ligados al crimen organizado en la Costa del Sol. Arrestos que se han producido Suecia a Rumanía pasando por Subai o Alemania. Sin importar fronteras. Se ha perseguido a los sicarios y a sus jefes hasta pacificar. Hasta se ha detectado que, narcos que habían sufrido un atentado en Málaga, después de rechazar poner denuncia, ha consumado su venganza en otro lugar. Existe el caso de un asesinado en Turquía, que vivía en Marbella con su familia y al que esperaron a que se marchara de vacaciones para matarlo.

La Costa del Sol ya no es un territorio seguro para el crimen organizado, que ha aprendido que si tiñe las calles de sangre acaba en prisión. Así, pese a los episodios que sobresalta­ron a la opinión pública a mediados julio con tiroteos y con un escabroso asesinato, las armas siguen silenciada­s.

En 2018 se desató una guerra de bandas que unidades especiales, y la pandemia, lograron parar. La clave es que no se reavive

Los implicados en una reyerta en una discoteca con cuatro heridos de bala no tardaron ni 24 horas en responder ante el juez

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