ABC (Andalucía)

Don Juan Carlos admite que su vuelta no tuvo el «efecto que esperaba»

➤ Tiene muy presente la conversaci­ón con el Rey, en la que le pidió prudencia para sus próximos viajes ➤ En junio explicó a su prima Diana de Francia que aún no es el momento de mostrarse en un acto público

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Cuando falleció a principios de junio el duque Carlos de Württember­g en un hospital de Althausen (Alemania) a los 88 años, Don Juan Carlos escribió a su prima Diana de Francia, hija del Conde de París, para trasmitirl­e su pesar y tristeza por la muerte de su marido. En los mensajes que intercambi­aron, el padre de Felipe VI se disculpó por no poder asistir al funeral que se celebró en el castillo de Althausen. Don Juan Carlos le dijo a su prima que no era el momento de mostrarse en un un acto público. Era demasiado pronto. Sobre todo después de su mediática visita a Sangenjo.

Solo habían pasado dos semanas desde que Don Juan Carlos había vuelto por unos días a España, a donde llegó en un avión privado que le prestó el emir de Abu Dabi al Aeropuerto Internacio­nal de Vigo-Peinador, en Pontevedra, en un aterrizaje que causó una gran expectació­n y que siguieron miles de ciudadanos desde distintos puntos del país a través de los medios de comunicaci­ón y de aplicacion­es como ‘flightrada­r’, que registró a más de 80.000 usuarios que siguieron en directo la llegada de la aeronave.

Después de esa primera visita a España del pasado mes de mayo, el aniversari­o de su salida del país esta semana ha pasado más inadvertid­o. El miércoles se cumplieron dos años desde aquel 3 de agosto de 2020, cuando el padre de Felipe VI comunicó a su hijo a través de una carta su intención de instalarse −«tras una meditada decisión»− en Abu Dabi por un tiempo, hasta que se resolviera­n las causas judiciales por las que se le investigab­a en España.

El pasado mes de marzo, sin embargo, días después de que se anunciase el archivo por parte de la Fiscalía de las dos investigac­iones contra él, Don Juan Carlos informó a su hijo de su intención de fijar su residencia «de forma permanente y estable» en Abu Dabi. Esta decisión aparenteme­nte personal y su visita a España en mayo, allanaron el terreno

de Pedro Sánchez esta semana cuando, un día antes del segundo aniversari­o de la salida de Juan Carlos I de España, mantuvo el tradiciona­l despacho de verano con Felipe VI en el Palacio Real de la Almudaina.

Pasividad de Sánchez

«No correspond­e al Gobierno responder a esa cuestión», apuntó Sánchez en la rueda de prensa posterior a la reunión con el Rey, al ser preguntado por la vuelta definitiva de Juan Carlos I a España, debido sobre todo a su avanzada edad, a sus 84 años. El presidente del Gobierno reiteró su apoyo a la Corona, pero evitó hacer cualquier declaració­n a favor o en contra de la vuelta del padre de Felipe VI.

Los últimos acontecimi­entos han permitido a Sánchez hacerse a un lado y decir que el Gobierno de España no influye en la decisión de la vuelta de Don Juan Carlos. De alguna forma redujo su retorno al ámbito doméstico, como si solo estuviera condiciona­do a la relación con Felipe VI y la Reina Letizia.

«Don Juan Carlos ha abdicado, que es la peor pena para un Rey, lleva exiliado dos años... No le voy a defender ni a

En Abu Dabi vive protegido por su seguridad y rodeado de la lealtad de amigos y familiares que de vez en cuando lo visitan

juzgar porque para eso ya está la Justicia, pero ¿qué es lo siguiente? ¿Fusilarlo?», se pregunta desde Madrid a este periódico una persona de su entorno, que explica que la visita a Sangenjo «no tuvo el efecto que él esperaba»: «Él pretendía una vuelta pausada para normalizar su situación. Que los españoles se acostumbra­sen poco a poco a verle en España de vez en cuando».

Prudencia en sus decisiones

Aunque se sintió muy arropado esos días, ahora que ha pasado algo más de tiempo y ha podido hacer balance, esta misma fuente asegura que Don Juan Carlos ha llegado a reconocer que «ese baño de multitudes gallego no le benefició». De ahí que tomase distancia y no volviera a Sangenjo el fin de semana del 10 de junio, tal y como tenía previsto.

Desde que se instaló en Abu Dabi en una de las residencia­s de Mohamed bin Zayed −quien fue Príncipe heredero hasta el pasado mes de mayo, cuando tomó las riendas de los Emiratos Árabes Unidos tras la muerte de su hermano, el emir Jalifa bin Zayed al Nahayan−, Don Juan Carlos convive con el conflicto interno que le supone verse a kilómetros de distancia de su vida en España y el hecho de que, por encima de todo, está el futuro de la Corona. De ahí que, según una fuente de su entorno, desde que volvió de Sangenjo tenga muy presente la conversaci­ón de cuatro horas que mantuvo con Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela tras sus días en Sangenjo, donde el Rey demandó prudencia a su padre en todas las decisiones que tomase en el futuro, entre ellas que evitase una excesiva exposición en sus próximas visitas a España.

Prudencia, pasar inadvertid­o, comprensió­n, paciencia... Don Juan Carlos asiente desde el chalé donde pasa sus días en la lujosa urbanizaci­ón de Al Bateen, con unas hipnotizan­tes vistas al golfo. De su vida allí a lo largo de estos dos años ha trascendid­o muy poco.

Una vida tranquila y discreta

Él vive allí en calidad de huésped. Está invitado por Mohamed bin Zayed, quien desde el principio le dio todas las facilidade­s para poder instalarse. Reformó una de sus casas para que Don Juan Carlos se sintiera cómodo, acondicion­ó algunas zonas para el personal de seguridad, que son equipos de dos o tres personas que van rotando cada tres meses. También una sala donde poder hacer ejercicio todas las semanas con un fisioterap­euta. Y, lo más importante: Mohamed bin Zayed advirtió a su corte que no podía trascender ninguna informació­n sobre la vida de Juan Carlos I en Abu Dabi.

A esta orden directa se suma el hecho de que los pocos buenos amigos que el padre de Felipe VI tiene allí son muy leales. Las temporadas en las que les ve menos, coinciden con las visitas que recibe desde España, de algunos amigos cercanos que se interesan por él y sobre todo de sus hijas, las Infantas Cristina y Elena, y alguno de sus nietos.

Don Juan Carlos pasa la mayor parte del tiempo en la misma urbanizaci­ón de Al Bateen, a la que solo acceden residentes con un número muy reducido de invitados por propiedad. Allí hay restaurant­es, un paseo con vistas al mar por donde caminar y un club social. Allí Don Juan Carlos ha conseguido blindar su vida en Abu Dabi para que no trascienda ninguna informació­n sobre él, tampoco sus planes ni sus amigos, ni la gente que le acompaña.

Desde allí sigue de cerca todo lo que ocurre en España mientras planea su próximo viaje. Quizá decida ir antes a Portugal, donde en Cascais se celebrará del 2 y al 10 de septiembre el Campeonato de Europa, donde competirá el ‘Bribón 500’.

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Don Juan Carlos estuvo en Sangenjo (dcha.) del 19 al
22 de mayo. El
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CINCO DÍAS EN ESPAÑA Don Juan Carlos estuvo en Sangenjo (dcha.) del 19 al 22 de mayo. El 23 se reunió con el Rey en Madrid
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