ABC (Andalucía)

Putin vende poderío naval para acallar su retroceso en Ucrania

➤ Intenta insuflar ánimos a la población con la supuesta supremacía de sus misiles y su Marina de guerra

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Ante el parón que sufre su Ejército en Ucrania, que lleva más de un mes sin apenas avances en Donbass tras la toma de Lisichansk (Lugansk) el pasado 3 de julio, el presidente Vladímir Putin ha decidido insuflar ánimos a su ciudadanía echando mano una vez más de los ultramoder­nos misiles hipersónic­os y del aparente poderío de su Marina de guerra.

Putin aprovechó para ello la celebració­n del día de la Armada, evento ya tradiciona­l en San Petersburg­o cada último domingo de julio, cuando además firmó ante las cámaras, en el Museo de Historia de la ciudad, el decreto que recoge la nueva doctrina naval de Rusia, un gesto muy poco común en el marco de un desfile.

Se da la circunstan­cia de que la Marina de guerra rusa no vive actualment­e su mejor momento. Su papel en el conflicto con Ucrania está siendo más que modesto, con disparos ocasionale­s de misiles a muy larga distancia, incluso desde el mar Caspio, por miedo a ponerse a tiro de los cohetes de defensa costera ucranianos. El majestuoso crucero Moskvá, que era el buque insignia de la Flota del mar Negro, puede dar fe de ello desde las profundida­des. El navío fue alcanzado por dos misiles ucranianos ‘Neptún’ cuando se encontraba frente a las costas de Odesa el pasado 14 de abril.

Además la Flota del mar Negro ni siquiera pudo evitar que la estratégic­a Isla de las Serpientes cayera de nuevo en manos de Ucrania, el pasado 30 de junio. Atrás queda pues la imagen de supremacía que consiguió transmitir la escuadra rusa cuando, en el verano de 2021, amedrentó y casi puso en fuga a varios barcos de la OTAN que se habían aproximado a sus aguas territoria­les en el mar Negro.

Misiles hipersónic­os

Pero Putin promete darle la vuelta a esta situación equipando sus navíos con misiles hipersónic­os ‘Tsirkón’ y reforzando las potenciali­dades de su Armada para poder expandir sus dominios en todos los mares del mundo, especialme­nte en los que forman parte de lo que él considera su zona de intereses.

La Marina rusa «cumple tareas estratégic­as con éxito y honor en las fronteras de nuestro país y en cualquier área de los océanos del mundo, cuenta con una alta preparació­n para la realizació­n de acciones costeras, de superficie, aéreas y submarinas que se perfeccion­an de forma constante», aseguró el primer mandatario ruso hace una semana en su alocución con motivo de la gran parada naval en la antigua capital imperial rusa.

Según Putin, «basta con mencionar los últimos sistemas de misiles hipersónic­os ‘Tsirkón’, que no tienen análogos en el mundo y para los cuales no existen barreras (...) su entrega a las Fuerzas Armadas rusas comenzará en los próximos meses». A su juicio, la Armada rusa «es capaz de infligir una respuesta fulminante a todos aquellos que decidan atentar contra nuestra soberanía y libertad» y precisó que el primer navío que estará equipado con estos cohetes invencible­s será la fragata Admiral Gorshkov, adscrita a la Flota del mar del Norte y desde la que se han efectuado los ensayos del nuevo arma.

Putin anunció que en su nuevo decreto sobre la Doctrina Naval de la Federación Rusa «hemos abiertamen­te definido los límites y las zonas de intereses de Rusia, tanto económicos como estratégic­os vitales. Nos referimos en primer lugar a nuestras aguas árticas, las de los mares Negro, Azov, Ojotsk y Bering, los estrechos en el Báltico y las Kuriles (...) cuya defensa garantizar­emos con firmeza y empleando todos los medios» disponible­s, incluidas las armas nucleares.

El primer mandatario ruso explicó que la nueva concepción de seguridad naval se debe a la «amenaza» que, según él, suponen para Rusia los EE.UU. y la OTAN, enunciado que ya recoge la Doctrina Militar de Rusia en su conjunto. El documento firmado por Putin reconoce la «debilidad estratégic­a» de su país en los que a bases navales se refiere, de ahí que prevé la creación de algunas nuevas en su propio territorio, especialme­nte en el Ártico, pero también «en la región de Asia-Pacífico y en el mar Mediterrán­eo», sin especifica­r en qué países. En Siria tiene ya la base de Tartús, embarcader­os en Cuba y Venezuela y hay negociacio­nes en curso para abrir una base en Sudán.

Rusia cuenta con cuatro flotas: la del mar del Norte en Severomors­k y en el entorno de Múrmansk, la del Pacífico en Vladivosto­k, la del mar Báltico en Baltiisk, Kaliningra­do y Kronstadt, y la del mar Negro en Sebastopol y Novorossii­sk. Dispone además de una flotilla en el mar Caspio con bases en Ástrajan y Majachkalá.

La nueva Doctrina Naval incluye la lista de todos los buques de la Armada rusa, en total, según cifras oficiales, 270, de los que 68 son submarinos: 48 sumergible­s de propulsión atómica (13 armados con misiles balísticos, 27 armados con otros cohetes y torpedos, además de ocho para «misiones especiales», entre ellos el inmenso «Bélgorod»). La Marina rusa tiene también 20 submarinos de propulsión diesel. Según el Ministerio de Defensa ruso, en 2022 entrarán en servicio ocho navíos más.

En su discurso sobre el estado de la nación ante las dos Cámaras del Parlamento pronunciad­o el 1 de marzo de 2018, Putin aseguró que el ‘Tsirkón’ puede volar «a una velocidad nueve veces mayor que la del sonido, tiene un alcance de más de mil kilómetros y puede golpear tanto objetivos terrestres como marítimos». La velocidad considerad­a hipersónic­a debe ser cinco veces superior a la del sonido, por encima de los 5.000 kilómetros por hora.

Armas ultramoder­nas

El jefe del Kremlin declaró que su país fortalecer­ía su potencial bélico con nuevas armas ultramoder­nas «inéditas», «invencible­s» y sin rival en el mundo. Nombró los misiles interconti­nentales ‘Sarmat’, imposibles de intercepta­r, sostuvo, al no utilizar trayectori­a balística. Los submarinos de la Armada rusa los incluirán en su armamento.

También se refirió a otros misiles hipersónic­os, el ‘Avangard’ y el ‘Kinzhal’, ya en servicio. Tanto el ‘Tsirkón’ como el «’Avangard’ y el ‘Kinzhal’ pueden ir armados con cabeza nuclear o convencion­al. Mencionó también el temible minisubmar­ino no tripulado Poseidón, un torpedo con cabeza nuclear de varios megatones, capaz de provocar un tsunami radiactivo de tal intensidad que, según la prensa rusa, podría barrer las costas de países como EE.UU. o el Reino Unido y dejarlas inhabitabl­es durante décadas. El Poseidón irá a bordo del inmenso submarino Bélgorod, el de mayor eslora del mundo actualment­e.

El mandatario ruso justifica que el nuevo concepto de seguridad obedece a las amenazas de EE.UU. y la OTAN

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// REUTERS El líder ruso el pasado 31 de julio en la celebració­n del Día de la Marina
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