ABC (Andalucía)

España, a oscuras, helada, sin corbata, y sin dinero para la temporada otoño/invierno

- MARÍA JESÚS PÉREZ

Tercera ola de calor del año, con temperatur­as agobiantes que echaremos en falta en la segunda parte de un 2022 que se prevé con mucho frío en los bolsillos. Por ahora, apagar la luz, el aire acondicion­ado, no usar corbata... lo de reducir ministerio­s, asesores, viajecitos en avión... para el siguiente. Cierren al salir señorías, que se va el calor... o el frío, da igual, total.

ESPAÑA afronta desde que estrenamos agosto la que es ya la tercera ola de calor del año –¡y lo que te rondaré-...!–, con máximas de 5 a 10 grados superiores a lo normal, con días sofocantes y noches tórridas en buena parte del país. Una temperatur­a agobiante que echaremos en falta para la temporada otoño/invierno, cuando luciremos nuestras mejores galas, eso sí, sin corbata recuerden –que es lo que se lleva porque lo decreta el presidente Sánchez, haga frío o calor, que hay que ahorrar energía (?)– y castañetea­ndo (dientes, dientes... como diría aquella). Y lo que es peor, a oscuras. Se avecina el gran apagón. De la economía. De las empresas. De los ciudadanos... Que el que siembra, sea como fuere, recoge.

Y es que este Gobierno está decidido a seguir siendo... este

Gobierno. Ese que ahora todo lo prevé arreglar vía impuestazo­s –de momento, les ha tocado a la banca y a las energética­s, ¿por qué? pues porque sí –, tras una etapa de economía de subvencion­es, vía ocurrencia­s varias sin previa consulta a nadie más que a sí mismo. Si eso las autoridade­s regionales que sigan protestand­o –¡lo que da de sí la dialéctica política en este país pa’ná!, lo del «y tú más» es para hacérnoslo ver– y los representa­ntes de empresario­s y ciudadanos que se vayan de una vez a descansar o a hacer puñetas. Que elija cada cual. Ahora que si hasta la ministra de los dineros,

Nadia Calviño, ha reconocido ya esta misma semana –tras el anuncio de las cifras de paro de julio (destrucció­n de 7.300 empleos, que por arte de birlibirlo­que se multiplica­rán ¡por 21! en agosto, con más de 150.000 menos, verán, verán)–, que la cosa pinta mal, es que se avecinan más que curvas. ¡Si lo presiente hasta la reina del todo va bien y el crecimient­o español sigue siendo robusto...! algo hay, fijo. El caso es que el dinero ni cae del cielo, ni crece en los árboles. Hay que trabajarlo. Y para cuando la gente –entre ellos, los miembros, ‘miembras’ y ‘miembres’ del

Ejecutivo– entienda que las ayuditas recibidas hay que quitársela­s a alguien, habrá otro color de

Gobierno. Pero en el mientras tanto, los españoles, helados y sin luz, y encima cada vez más cara, y dentro de un plan de ahorro energético de obligado cumplimien­to con el recorte del 7% de consumo de gas acordado con

Bruselas. Un primer paquete de medidas que deberá completars­e con otras más y que se darán a conocer en septiembre, tal y como ha adelantado la, a priori, rebelde

ministra ecológica, Teresa Ribera.

Lógico, porque como se quede la cosa como está... aunque lo mismo «virgencita, virgencita...». De momento, ya saben, se apagan las bombillas de los escaparate­s y de los edificios públicos desocupado­s a partir de las 22:00 horas ¡y a correr! O se ajustan las temperatur­as de calefacció­n y refrigerac­ión a 19 y 27 ºC, respectiva­mente según temporada (con matices de última hora, por cierto, que no es lo mismo una cocina que una librería), en edificios de las administra­ciones públicas, locales comerciale­s, cines, teatros, estaciones de transporte... ¡y listo! Pero, ¿esta gente no tiene entre la legión de 383 asesores solo para el presidente Sánchez, por ejemplo, nadie que entienda de energía para no aprobar medidas – no quiero decir memeces, pero venga, lo digo– deprisa y corriendo y al azar? Porque es obvio que nadie le ha explicado ni a Ribera ni al propio Sánchez (de hecho, si no, se hubiera ahorrado la tontería de quitarse la corbata) que casi todas las fuentes de energía (gas, fuel…) se pueden almacenar, pero la electricid­ad... ¡no! Y además, existen las renovables que son casi todas eléctricas. Así que el bajar los termostato­s o la luz de escaparate­s es como poco una tontería como la copa de un pino si no se tiene en cuenta la hora. Pues eso, señores del Gobierno, que la hora es más relevante que la energía. La electricid­ad a las 19 o 20 horas es carísima porque necesita algo de gas para producirse, pero esa misma energía a las 0.00 horas es casi gratis y no necesita gas. ¿Entonces? Todo ocurrencia­s.

El caso es que vamos derechitos a lo que vamos. Acabado el primer semestre de 2022, los principale­s indicadore­s económicos anticipan ya una mayor ralentizac­ión económica en la segunda parte del año y una menor actividad de las empresas, afectadas por la más que previsible caída del consumo y menor inversión por la subida de los tipos de interés, que viene a agudizar una situación ya grave para muchas empresas, pero, sobre todo, pymes y autónomos, colectivos inmersos ya en la situación de mayor debilidad desde 2014, con menores márgenes y más endeudados todavía por los efectos de la pandemia. Eso sí, la catástrofe final tras las vacaciones. Después de agosto, vamos. Primero a sestear. Como el líder del Ejecutivo español que, tras aprobar sus particular­es medidas de ahorro energético, y utilizando mientras dentro de su lógica el Súper

Puma (helicópter­o) o el Falcon

–pero sin corbata oiga– se ha desplazado ya a ‘sus’ aposentos en Lanzarote, donde disfrutará de las vacaciones más largas desde que llegó a La Moncloa: 20 días. Un, digamos, reto personal que coincide con el alza generaliza­da de precios para todos los mortales: gasolina, gas, hoteles, cesta de la compra, luz... Consejo gratis para el presi, y sin decreto de por medio: existen otros métodos de ahorro que repercutir­ían de facto en los bolsillos de los españoles: a saber, reducción de ministerio­s, asesores, viajecitos en avión, campañas de publicidad institucio­nales... Para la vuelta lo mismo...

Cuando la gente entienda que para recibir ayuditas hay que quitársela­s a otros habrá un Gobierno de otro color

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