ABC (Andalucía)

«Parecía imposible controlar este monstruo que nos envolvía»

▶ La comarca coruñesa del Barbanza pierde 2.000 hectáreas en un incendio sin controlar

- PABLO PAZOS SANTIAGO DE COMPOSTELA

Galicia no acaba de dejar atrás la pesadilla del fuego. Los incendios de mayores dimensione­s de su historia devoraron el monte en Lugo y Orense. En Verín, esta misma semana, un pirómano prendió más de una decena de focos que pusieron en jaque al municipio orensano. Iniciado el jueves en Boiro, otro incendio se propagó por la comarca del Barbanza, en la provincia de La Coruña. Al cierre de esta edición habían ardido 2.000 hectáreas. En el parte de las 8.00 de ayer eran 800, pero las rachas de viento del nordeste se aliaron con las llamas. El viernes por la noche obligaron a desalojar a unas 700 personas, la mayoría ubicadas en un camping en el monte de A Curota, en Ribeira; el resto, de un núcleo de viviendas. Unas 300 fueron reubicadas en dos polideport­ivos municipale­s, con la ayuda de Cruz Roja. También fue necesario evacuar una casa rural, cabañas y aldeas en A Pobra.

Ayer a mediodía, en el camping, todavía se reponían de «un susto muy grande». Una integrante de la organizaci­ón explicó a ABC que fue «muy repentino todo». La Policía les había informado de que «no había problema» porque el fuego «estaba lejos». Hasta que, «en cuestión de media hora, tuvimos que desalojar a toda la gente». Ardieron siete autocarava­nas. El alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz Rivas, reconoció a este diario que «la cosa pintaba bastante mal» el viernes por la noche, pero después fue «mejorando la situación, sobre todo a partir de las 2, 3 de la mañana». Entonces respiraron un poco: se alejaba el gran temor, que el fuego llegara a las casas.

Las miradas pasaron a apuntar a A Pobra do Caramiñal. Y con razón. «Hubo un momento, a media mañana [de ayer], que parecía que no iban a ser capaces los medios aéreos de controlarl­o», confesaba a media tarde el alcalde, Xosé Lois Piñeiro, a ABC. La insistenci­a de los efectivos antiincend­ios y cierta ayuda del viento mutaron el pesimismo en un leve optimismo. «De la desesperan­za que teníamos a media mañana, que parecía imposible controlar este monstruo, que nos envolvía por todos lados», a la «perspectiv­a de que sí» podrá ganarse esta batalla, apuntó el regidor.

«Dos días de locos»

Todo comenzó en Cures, una parroquia de Boiro. Algo más de 20 hectáreas el jueves. Como tantas veces, la superficie fue creciendo exponencia­lmente hasta afectar a toda una comarca, prendiendo en el monte. José Ramón Romero, alcalde de Boiro, admitía a ABC que habían vivido «dos días de locos». El viernes las llamas se echaron «encima de las viviendas» y «estuvimos verdaderam­ente en riesgo». Se temió que el humo y el fuego llegaran al hospital comarcal, rodeado de masa arbórea, pero los servicios de extinción alejaron el peligro.

Este incendio, en todo caso, sigue fuera de control, con alerta por proximidad a viviendas. Como el que llevaba calcinadas 350 hectáreas en Ponte Caldelas. También en la provincia de Pontevedra, el de Caldas evoluciona­ba favorablem­ente tras arrasar casi medio millar. El de Verín se dio por estabiliza­do a las 16.22.

Más de 700 personas, la mayoría de un camping, fueron desalojada­s el viernes ante el avance inclemente de las llamas

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// EFE El Camping Arosa 2 fue evacuado en la noche de ayer al ser alcanzado por las llamas

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