El club de regatas del Rey, en peligro
El Real Club Náutico de Palma, vinculado desde hace décadas a la Familia Real, puede perder su concesión en los próximos meses. Llegó a ser el refugio favorito del verano de medio Hollywood
Durante una época se le denominó el ‘Hollywood de verano’. Las estrellas de cine pasaban largas temporadas en Mallorca y amaban el club náutico de Palma. El actor Errol Flynn arribó en 1950 a bordo de su yate Zaca durante su luna de miel con Patrice Wymore y acabó enamorándose más de la isla que de su mujer. Su recomendación conectó con Baleares a Ava Gardner, Rita Hayworth, Orson Welles, Douglas Fairbanks o Mary Pickford. Años después, el glamur continuó de la mano de la Familia Real Española, que atrajo a Palma a otras casas reales, como la de Noruega o Dinamarca, además de los mejores navegantes del mundo, políticos y la jet set nacional e internacional. La pasión por la vela en general y por el club náutico palmesano en particular se ha trasmitido de padres a hijos en la Familia Real. Cuando debutó en las regatas mallorquinas a bordo del ‘Sirius II’, el Rey Felipe VI tenía 16 años. Su padre, Don Juan Carlos, gran apasionado de la vela desde su juventud, pidió a la tripulación que su hijo no tuviera ningún trato especial con él y «que le hiciesen trabajar». Al acabar la jornada, por la tarde, el Príncipe llegó al puerto con quemaduras de sol y ampollas en las palmas de las manos. «Lucía una camiseta de punto y un pantaloncillo corto, y llevaba puestas unas gafas de sol negras, de ésas que ahora son muy modernas, pero que también hicieron furor hace veinte años», relató el periodista Santiago Castelo en su crónica del 2 de agosto de 1984 en ABC. El Príncipe «se reía al ver que los fotógrafos lo tenían de centro de sus cámaras, mientras el Rey mostraba una amplia sonrisa». Aún hoy, los focos despiertan el mismo interés cada verano cuando llega al pantalán.
Casi cuatro décadas después, el club de las regatas predilecto de la Familia Real española podría tener los días contados. ¿Cerrará el 31 de diciembre para siempre? ¿Será la última Copa del Rey de Vela? Don Felipe ha expresado su preocupación por el posible
cerrojazo, y dedica una «sincera y afectuosa felicitación» en el libro que conmemora el 40º aniversario este 2022. «Gracias por acoger esta gran regata del Mediterráneo y contribuir tanto a la proyección de la vela española desde Mallorca y las Islas Baleares», escribe Felipe VI de su puño y letra, como guiño a la «gran familia del Real Club Náutico de Palma».
Inacción portuaria
El origen del conflicto es que la Autoridad Portuaria de Baleares puso en tela de juicio la concesión y cuestionó el derecho del RCNP a seguir ocupando la marina en la bahía de Palma, más de 70 años después de su fundación. Un informe de la Abogacía del Estado de marzo de 2021 estimó que el contrato de servicios del RCNP no era prorrogable. Una tesis que choca frontalmente con el criterio de los servicios jurídicos de Puertos del Estado, que consideran que dichos contratos se transformaron necesariamente en concesiones tras la reforma de la Ley de Puertos del Estado del año 2003.
Ese año cambió la Ley de Contratos del Estado y el RCNP tenía un contrato de gestión de servicio público, que desapareció. «Como nosotros ya estábamos trabajando como una concesión, lo lógico es que automáticamente hubiera habido un cambio de concesión, pero esto se quedó en vía muerta. La Autoridad Portuaria no reaccionó y ahora ¿qué ha pasado?», se lamenta Jaime Carbonell, gerente del RCNP.
El club solicitó un informe al Consejo de Estado, el máximo órgano consultivo español en materia jurídica, y éste ha ratificado parcialmente a la Abogacía del Estado, complicando aún más la situación. Sin embargo, atribuye a la Autoridad Portuaria la culpa de haber llegado a este punto por su inacción. «La situación es dantesca porque hemos estado convencidos de que teníamos una concesión administrativa pero una abogada del Estado de Madrid consideró que no la teníamos e hizo un informe sui generis y paró el proceso de renovación, que llevaba cinco años en marcha», lamenta Carbonell, que recuerda que el club acumula más de 20 años de actos propios dando por hecho que tenía una concesión, e incluso amplió el pantalán amparado por ésta.
¿Y ahora qué? «Por poder todo podría ser. Estamos en una situación de indefensión porque la Autoridad Portuaria no nos contesta. Vamos a pedir que nos conteste y que nos diga exactamente cuál es la situación. Supongo que habrá una ocupación temporal para tener tiempo para resolver, y solicitaremos que se nos reconozca nuestro estatus de concesión administrativa desde 2003 hasta hoy», avanza Carbonell, que no descarta recurrir a la vía jurídica con un contencioso.
El club prepara una campaña para dar a conocer su «compromiso» con la promoción del deporte y la organización de la prestigiosa Copa del Rey de Vela, la regata más importante del Mediterráneo y una de las más conocidas del mundo. Se calcula que deja unos 18 millones de euros de beneficios en la ciudad en sólo ocho días. Además, su espíritu singular se ha mantenido a lo largo de su historia, juntando en la misma semana de regatas a los mejores regatistas profesionales del mundo con los apasionados aficionados que se preparan en su tiempo libre a lo largo del año para participar en una competición de primer nivel.
«Nuestro trabajo es explotar un puerto deportivo –una marina en este caso– para financiar la actividad con nuestros propios recursos. Tenemos un elenco de deportistas de todas las edades y nos ocupamos de ellos para todo hasta que son de alto nivel, cuando los dejamos y, si lo necesitan, les seguimos ayudando», cuenta Carbonell sobre este emblemático club, que cuenta con 72 empleados – 200 durante las regatas en la Copa del Rey–, 2.100 socios y mil amarres. Aparte de la fecha estival de la celebración de la competición, su ubicación en la bahía de Palma y los patrocinadores, uno de los factores de éxito de la Copa del Rey fue el apoyo y la presencia habitual de la familia real española en las regatas, que se tradujo en una gran repercusión deportiva, social y mediática desde el primer momento.
Pasarela de famosos
Pase lo que pase el 31 de diciembre, quedará para siempre la foto Don Juan Carlos dentro de la piscina del club cuando su amigo Juan Campos lo tiró para cumplir la tradición por la victoria del Bribón VIII, y miles de anécdotas más de cuando Palma y su club de regatas fueron el refugio estival de la alta sociedad. El furor de la visita de Antonio Banderas y Melanie Griffith; los Clinton con José María Aznar, la excursión de Lady Di y el Príncipe de Gales que aparecerá en la próxima temporada de ‘The Crown’ o los paseos de los Obama, la emperatriz Farah Diba y el sha de Persia, sin olvidar al conde de Barcelona, Don Juan de Borbón.
«La renovación supondría irnos cada uno a su casa», lamenta Carbonell. Como entidad el RCNP podría instalarse en una casa del cercano barrio de Santa Catalina: «¿Pero qué hacemos ahí? Este club nació con vocación marinera».