Cada paga de jubilación en España depende de 2,4 trabajadores
▶ Las perspectivas demográficas echan por tierra la mejora de salud del sistema
Aunque la Seguridad Social anunció hace escasos días que España registró en julio uno de los mejores índices de salubridad del sistema público de pensiones, al registrar el mayor el volumen de cotizantes por pensionista de la última década, el dato guarda varias lecturas que no invitan tanto al optimismo. Concretamente, a consecuencia del crecimiento del empleo, la ratio entre cotizantes y pensionistas –conocida como tasa de depencia del sistema– alcanza máximos de una década, situándose en 2,39.
Sin embargo, aunque el sistema estaría económicamente garantizado con esta ratio –según los expertos el equilibrio en los sistemas de reparto es difícil de sostener cuando la relación entre afiliados y pensionistas es menor a 2–, la relación no refleja la erosión de los componentes que la determinan. Así, cuanto más alto es el número de trabajadores por pensionista, se presupone una mayor salud del sistema, pues el pago de cada pensión es soportado por más trabajadores, con lo que se distribuye la carga financiera.
De entrada, el principal acicate para la mejora del índice está en el buen comportamiento del mercado laboral en la primera mitad de año, que según las últimas cifras de afiliación ha permitido situar la afiliación media a la Seguridad Social en los 20,3 millones de media en julio –tras haberse perdido más de 7.300 cotizantes en el mes–.
Si observamos la evolución de este indicador, se muestra altamente sensible a las variaciones del número de empleados, en tanto que el volumen de pensionistas sí que mantiene una senda ascendente ininterrumpida en el tiempo. Así, tras el golpe que sufrió el mercado laboral en la segunda ronda de la crisis financiera que golpeó a España en 2012, la ratio de trabajadores por pensionistas quedó por debajo de 2,2. Ahora, la corrección que se prevé sufra el empleo en la segunda mitad de año –los expertos estiman una caída de 150.000 empleos en agosto– volverá a arrastrar a la baja este indicador sobre la salud financiera de la Seguridad Social.
En este aspecto del nivel de empleo como garante de la viabilidad del sistema público entra también en juego el desfase existente entre la cuantía de las pagas y de los salarios. Es decir, el hecho de que las prestaciones de los jubilados se revaloricen constantemente por encima de los sueldos provoca que pese a tener un alto volumen de trabajadores por beneficiario de prestación, en la práctica sean también necesarios cada vez más sueldos para pagar una única pensión. Un elemento que distorsiona la estadística. Sin ir más lejos, las nuevas pensiones que entran al sistema, de cerca de 1.500 euros, son similares al sueldo medio registrado en seis comunidades autónomas.
El peso demográfico
Por último, la tormenta perfecta que podría echar por tierra cualquier vasculación en positivo en cuanto a las cuantías de las nuevas pensiones y del número de trabajadores es el hecho de que cada vez haya menos número de ocupados producto del envejecimiento demográfico y la caída sin freno de la natalidad.
Según las previsiones de organismos como la OCDE o la propia Comisión Europea, la población mayor de 65 años se duplicará de aquí a 2050 en nuestro país. De modo que los pensionistas pasarán a representar el 37% de toda la población española unas tres décadas, con el consiguiente coste que tendrá tanto para la Seguridad Social en concepto de pagas pero también para el resto del sistema de salud y cuidados a la dependencia que deberá de redoblar su capacidad.
Con estas previsiones sobre la mesa, España pasaría de tener 9 millones de pensionistas a algo más de 16 millones en 2050.