El estilo Sánchez
Cuando un ministro arrastra los pies, el presidente anuncia medidas sin más y lo deja expuesto ante la ciudadanía
Que por la mañana negocio con las comunidades autónomas, que por la tarde no negocio, al día siguiente dialogo, pero sólo para aclarar dudas. Que 27 grados para todo el mundo, pero si realizas un ‘trabajo ligero’ puedes acogerte a la norma laboral que fijaba 25 grados como máximo desde 1997. En fin, marchas y contramarchas de un plan de ahorro energético que socavan la credibilidad de la autoridad y, por lo tanto, dificultan su aplicación. Los ciudadanos perciben improvisación, que las cosas no están bien pensadas y que se hacen a la rápida. Y esto se acentúa aún más cuando desde el Ministerio de Transición Ecológica se avisa – a preguntas de ‘Libertad Digital’–, que los informes técnicos que supuestamente avalan las medidas «no se compartirán ni se harán públicos».
Una gran cuota de responsabilidad en esta manera caótica de gobernar la tiene el estilo de Pedro Sánchez para gestionar la relación con sus ministros. El viernes 29 de julio, cuando realizaba su evaluación del curso político, el presidente anunció un paquete de ahorro energético. Por la tarde, Radio Nacional de España informó de que la medida estrella sería el termostato a 27 grados como mínimo en verano y a 19 grados como máximo en invierno.
En ese momento algunos ministros y técnicos ni siquiera sabían que la legislación laboral marcaba 25 grados para ‘trabajos ligeros’, es decir tareas que en ningún caso deben superar las 1.600 kilocalorías de consumo metabólico por jornada laboral.
Cuando Sánchez percibe una resistencia a cumplir las órdenes que les ha transmitido privadamente a sus ministros actúa así: hace el anuncio oficialmente y que el ministro díscolo arree ante los medios de comunicación y la opinión pública.
No es la primera vez que le sucede esto con Teresa Ribera, pero también le ha ocurrido con Nadia Calviño, otra de sus vicepresidentas preferidas para proceder así. La última vez que se detectó un episodio parecido de cierto relieve fue el 24 de febrero de 2021, cuando Sánchez anunció en el Congreso un paquete de ayudas para autónomos y pymes de 11.000 millones. El presidente quería dar a conocer el plan con todos los detalles posibles, pero Calviño se oponía a ciertos aspectos que no tenía claros y arrastraba los pies.
Al final, para zanjar la cuestión, Sánchez lo anunció en el Parlamento, en el debate sobre la pandemia. Economía tuvo que correr, aunque logró ganar algo de tiempo y retrasar su aprobación hasta el 12 de marzo. Diecisiete días tardó en cumplirse la voluntad del presidente. «Un récord», dicen algunos en Moncloa. De momento, desde el anuncio del paquete de ahorro energético han pasado 11 días y aunque está aprobado por el Gobierno desde el día quinto y debería ser de aplicación obligatoria desde este miércoles (día 13), la cuestión es que son las comunidades autónomas las que deberán hacerlo cumplir.