Musk contra los bancos de inversión
¿ Cómo era aquello de la sartén y el cazo? La semana pasada
Musk, el aspirante a filántropo, arremetía contra dos bancos de inversión por su comportamiento en el culebrón el que se ha convertido la opa sobre Twitter. Quiere saber qué le han recomendado a la compañía para ver si emprende acciones legales. Un capítulo más de lo que tiene pinta se va a convertir en uno de los culebrones financieros de la década. Empresario de éxito con una bien ganada fama de estirar sus planteamientos hasta donde considere necesario, se topa con la horma de su zapato, que son los bancos de inversión que ha contratado la empresa que pretende asaltar y les reprocha su comportamiento.
Con independencia de cómo termine la historia, da cada vez más la sensación de que la jugada le ha salido mal al dueño de Tesla. Una operación que carecía de sentido industrial y que solo se entendía desde la megalomanía del personaje, se está torciendo y Musk trata de salvar la cara en una jugada, en la que tiene cada vez más pinta, de que se va a dejar no solo pelos en la gatera. Se ha pasado de listo y han sido o están siendo otros igual de listos los que se lo están haciendo ver.
El que juega con fuego se acaba quemando. Y puede ser precisamente la impunidad, con la que se ha movido siempre, la que al final le juegue una mala pasada. El haber llegado demasiado lejos, o por lo menos más lejos de lo que hubiera llegado cualquier otro, le va a terminar costando bastante más caro. Puede que termine sacando otro conejo de la chistera, o puede que, por lo contrario, la suerte le haya dejado de sonreír.
Con independencia de cómo de simpático o antipático resulte el protagonista, resulta reconfortante algo de justicia divina. No siempre se puede andar por encima del agua.