La madre de la menor desaparecida en Mijas teme que se fuera engañada y esté ahora en peligro
▶ Emilia Belmonte, su progenitora, dice que Sara se marchó con su hermanastro
El pasado 23 de junio Sara Belmonte desapareció en Mijas. Supuestamente salió de casa al instituto, pero nunca llegó. Su madre, Emilia Belmonte, la busca desde entonces con desesperación. Cree que la adolescente de 16 años puede estar en peligro y achaca a su otro hijo, Bruno, la fuga. «Están juntos. Se han ido los dos. Está con su hermano y no sé si está amenazada. Necesito saber si Sara está bien», señala la progenitora a ABC, que no se fía de las intenciones de su hijo desde que llegó de Brasil hace aproximadamente un año y medio. «Esto lo tenía planeado desde el principio», añade Emilia.
Tras la denuncia por la desaparición en el puesto de la Guardia Civil de Mijas se inició una investigación. La conclusión era que la chica se marchó de forma voluntaria. Todo apuntaba a que lo hizo con su hermanastro. Un hijo de Emilia que vivía en Brasil, hasta que su madre se lo trajo a España por las presiones de sus familiares. «Mi madre me dijo que me lo trajera. Luego la familia de allí me contó que se portaba mal con ella, que planeó matarla y que dormía con la puerta cerrada», afirma Emilia, quien dice que teme por la integridad de su hija de 16 años, a la que le descubrió una vida oculta que no conocía el día que desapareció.
Para su madre, Sara era una niña modelo, que llegaba al mediodía del instituto y, después de comer, se ponía a hacer los deberes. Sin embargo, el 23 de junio, Emilia recibió una llamada de la tutora de su hija para preguntar por el estado de salud de la menor. Conoció en ese momento que el instituto había recibido un email diciendo que Sara estaba ingresada en el hospital y que llevaba un mes sin ir a clase. Las faltas habían sido justificadas por vía telemática. «Le pregunté dónde estaba y me mandó una foto de la clase, pero era mentira. La llamé desde el instituto y me dijo que estaba con unas amigas, que no la molestara y volvía a las tres de la tarde. Me fui a casa a esperarla», asegura la madre.
En ese momento, también conoció que Bruno, su otro hijo, éste de 21 años, también le había estado mintiendo. Cuando Emilia salía para trabajar todos los días, su hijo decía que se iba a un bazar chino donde había encontrado un empleo. «No sé qué hacía. No estaba tampoco allí. Estaban los dos juntos», recuerda la madre, quien dice que, al salir del instituto donde fue a ver los motivos de las ausencias de Sara a clase, regresó a su domicilio en Las Lagunas de Mijas. «La llave estaba puesta. Pensaba que Sara había regresado», remarca la madre.
Sin embargo, tras llamarla varias veces y mirar por las estancias del domicilio vio que no había nadie. No estaban ni Sara ni Bruno, pero ambos habían estado en el piso en el tiempo en el que ella estaba en el instituto. «Se habían llevado dos maletas con ropa y faltaba la caja de seguridad donde tenía 6.000 euros», asegura la madre, que comenzó a llamar a sus dos hijos, pero «no había manera». «Los dos teléfonos estaban apagados», recuerda la mujer.
Angustiada, se fue y puso la denuncia. La Asociación SOS Desaparecidos emitió tiempo después una alerta de búsqueda, pero aún no hay resultados. «No sabemos nada», repite Emilia, que lleva sin contactar con sus dos hijos desde hace más de un mes y medio. «Creo que mi hijo la está obligando. Ella era una niña de muy buenas notas, que no daba nunca problemas», asegura.
Las últimas noticias sobre la búsqueda se las remitió la Guardia Civil a los pocos días de marcharse, ya que se supo que los dos jóvenes estaban en Portugal, cerca de la localidad de Aveiro. Desde SOS Desaparecidos se ha contactado con organizaciones similares en el país luso para difundir una campaña para ver si hay resultados sobre su paradero. Se tiene certeza de que, al menos, han pasado por Portugal porque hicieron también un gasto de tarjeta en Coimbra. «No pueden sacar más dinero de la cuenta, porque no hay, pero tienen el efectivo que se llevaron de casa. Necesito saber que Sara está bien», añade la madre.
Ambos mintieron y llevaban una doble vida, que la madre descubrió cuando le llamaron desde el Instituto donde estudiaba