ABC (Andalucía)

Informar bajo la mirada de tu asesino talibán

Tolo, el canal más importante de Afganistán, sobrevive al primer año de ‘emirato’ y coloca a mujeres en puestos clave para responder a las restriccio­nes impuestas por los talibanes

- MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL A KABUL

«Sueño con el día en que pueda informar de que Afganistán vuelve a ser como antes», afirma Sonia Niazi

En la redacción de Tolo News la acción es constante de 7 de la mañana a 11 de la noche, las horas en las que las noticias no paran de fluir en la pantalla. El canal de informació­n más importante de Afganistán, con oficinas en las 34 provincias, se adapta al trabajo bajo el ‘emirato’, pero «manteniend­o muy claras nuestras dos líneas rojas: no mentir y no emitir propaganda talibán. El día que nos obliguen a hacerlo desaparece­remos de antena porque nosotros seguimos informando con este Gobierno, contamos hechos», asegura Hekmat Safi, adjunto a la dirección de esta televisión privada que pertenece al Grupo Moby.

Cuando los islamistas recuperaro­n el poder pocos pensaban que Tolo sobrevivir­ía, pero un año después no han perdido un solo día de emisión. El cuartel general de Kabul está blindado por muros de cemento y hay que superar dos controles para llegar a la redacción, que se esconde en un edificio con las ventanas tapadas. Todo a prueba de bomba, a prueba de los ataques de los que fue objeto este canal por parte de los mismos talibanes que ahora están en el Gobierno. En 2016, Tolo sufrió la pérdida de seis empleados en el ataque de un suicida contra el autobús que les transporta­ba a su trabajo.

«El Ministerio de Informació­n impone unas directrice­s muy vagas, como que no se puede emitir propaganda de Daesh (Estado Islámico) o contenidos que atenten contra la seguridad nacional, lo mismo que ocurría antes, pero no hay nada concreto, no nos dan órdenes precisas y así que todo queda a su interpreta­ción. Buscan que nos autocensur­emos», apunta Safi, que llegó al canal tras el cambio de régimen, como la mayoría de los actuales empleados.

Una cosa que está prohibida es la cobertura de ataques y explosione­s y, por eso, tras la operación de Estados Unidos contra Ayman al Zawahiri, ocurrida a pocos metros de la redacción, no pudieron sacar las cámaras. Otras restriccio­nes a los medios llegan desde el Ministerio de Propagació­n de la Virtud y Prevención del Vicio, que ha prohibido la emisión de series de ficción, un golpe directo a los canales del Grupo Moby orientados al entretenim­iento. En marzo, los talibanes detuvieron a tres empleados por informar sobre esta prohibició­n y pasaron 24 horas en el calabozo.

Mujeres al poder

La plantilla está compuesta por noventa trabajador­es, de los que veinticinc­o son mujeres. Llama la atención la juventud del personal y la presencia de mujeres en puestos clave, «una decisión de la dirección para responder a las constantes restriccio­nes que les imponen los talibanes en todos los aspectos de la vida, también en el periodismo», informa Safi.

Sonia Niazi, de 22 años, es la encargada de dar el resumen informativ­o cada hora. Pocos minutos antes de su turno, se coloca bien el velo y la mascarilla antes de salir ante la cámara, no es por el coronaviru­s, es porque los islamistas obligan a las periodista­s a seguir cubriéndos­e el rostro con máscaras. Lleva cuatro meses en Tolo y para ella «antes era un placer venir a trabajar, pero ahora con la máscara es un martirio. Sueño con el día en que pueda dar la noticia de que Afganistán vuelve a ser como con el Gobierno anterior, que volvamos a tener una vida normal y libertad de educación y expresión para las mujeres. Esa noticia la daré sin mascarilla, por supuesto».

Cuando finaliza el boletín sale del plató y lo primero que hace es mostrar su cara y sonreír. Nadie sabe lo que puede durar esta situación o cuáles serán las próximas medidas de las autoridade­s, pero Niazi se muestra «cansada de las palabras de apoyo y compasión de la comunidad internacio­nal, es hora de los actos, de que alguien haga algo para terminar con esta situación. Sobran las palabras».

Niazi es la encargada de informar, en la mesa de control está Aisha Sharifi y en la redacción Madina Morwat es la responsabl­e de selecciona­r los temas. Trabaja como periodista desde hace seis años y afirma, sin dudar, que «nunca como ahora hemos tenido tantos problemas para acceder a la informació­n». Combina el trabajo en la oficina con el reporteris­mo, que es su auténtica pasión, y advierte de que «pese a todas las dificultad­es vamos a seguir, yo me hice periodista para poner voz a las mujeres afganas, siempre tan reprimidas, y no pienso dejarlo».

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// M. AYESTARAN Aisha Sharifi, en la mesa de control del canal de televisión afgano Tolo
 ?? // M. AYESTARAN ?? Sonia Niazi, con el rostro cubierto durante el informativ­o
// M. AYESTARAN Sonia Niazi, con el rostro cubierto durante el informativ­o
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