Un periodista de raza dedicado a su Madrid
Durante más de 50 años ejerció la profesión que le apasionaba. Más de 10.000 artículos y crónicas salieron de su pluma
De improviso, cuando nadie lo esperaba, nos dejó el pasado miércoles Luis Prados de la Plaza, escritor, Cronista de la Villa y uno de esos periodistas de raza que daban sentido a las redacciones. De su Málaga natal se trajo una luz de la que, como él mismo decía, «no puedo despedirme nunca». Y en Madrid encontró el escenario en el que desarrollar la que fue su gran pasión: adentrarse en su intrahistoria hasta desentrañarla.
A sus 85 años, Luis Prados lo había logrado todo. Entró por primera vez en una redacción con 3 años, recordaba Esperanza Aguirre durante la presentación de uno de sus libros más personales, ‘Memorias sin nombres’ (La Librería, 2010), una obra en la que ajustaba cuentas con el pasado pero con la elegancia de no identificar a nadie. De casta le venía: fue hijo, hermano, padre y abuelo de periodistas.
Durante más de 50 años, ejerció la profesión que le apasionaba en diferentes medios y con distintas responsabilidades: en Arriba, Marca, Ya y ABC, entre otros, donde escribió más de 10.000 artículos, informaciones y crónicas, dedicados a la capital o al deporte. También colaboró con numerosas cadenas de radio como tertuliano y asesor histórico.
Pero aunque la actividad periodística era su favorita, encontró tiempo y lugar para otros cometidos: fue el primer director del Centro Cultural de la Villa, en junio de 1977. Puso en marcha el Servicio de Publicaciones en la secretaría general técnica del Ministerio de Agricultura. Y fue director de comunicación para la Dedicación de la catedral de Santa María de la Almudena por el Papa Juan Pablo II (1993).
Cinco décadas de trabajo, esfuerzo y rigor le reportaron importantes reconocimientos: Cronista de la Villa desde febrero de 1999, recibió también el Premio Nacional de Periodismo (1978), el Mesonero Romanos (1974), el de la Cámara de Comercio (1991), el Pedro de Répide (1979), el Luca de Tena, el Carlos Ruiz del Castillo a los cronistas municipales (1975), el de la Comunidad de Madrid (1998), el de Lotería Nacional (1994), el del Real Automóvil Club (1995) o el Antonio Maura (2004). Perteneció al Instituto de Estudios Madrileños, del que fue secretario general.
El joven Luis Prados estudió en el Instituto Cervantes, y fue después de la promoción del 59 de la Escuela Oficial de Periodismo. Más tarde obtuvo el doctorado en Ciencias de la Información y la licenciatura en Derecho por la Complutense. Miembro de número de la Real Academia de Doctores de España, a la que ingresó con un discurso sobre ‘Ramón Gómez de la Serna, patrimonio de Madrid’.
Estaba en posesión de la Encomienda de Alfonso X el Sabio, fue vicepresidente de la Sociedad Cervantina y formó también parte de la junta directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid, entre 1977 y 1982 en un primer momento, y también de 1985 a 1999.
Del periodismo a la docencia llegó Luis Prados de modo natural: fue profesor honorífico en la facultad de Ciencias de la Información, y profesor agregado en la Universidad San Pablo CEU, además de fundador (1970) y director de la revista Didascalia (Institución SEK), donde impartió clases y seminarios antes de formar parte del equipo para impulsa la creación de la Universidad Camilo José Cela. (1990).
Autor de libros en los que conjugó conocimientos enciclopédicos con una espléndida pluma, destacan de entre todos ellos ‘Meridiano de la ciudad’ (1976), ‘Lágrimas y alegrías de Madrid’ (2001), ‘Real Madrid centenario’ (2002), ‘Madrid de Mesonero Romanos’ (2003), ‘Memoria de Marcelino Menéndez y Pelayo’ (2006), ‘De Madrid al Circo’ (2008), ‘Memoria sin nombres’ (2010), ‘Doce alcaldes de Madrid’ (2013), ‘La gloria de la literatura se pasea por Madrid’ (2015), y ‘Páginas emotivas de otros tiempos’ (2017).
Profesional riguroso, persona apasionada y firme en sus principios, dejó también muchos amigos, a quienes su inesperada marcha deja tan confundidos como a su esposa, Chelo Roa Haro –su compañera de vida desde 1962–, sus cinco hijos y sus ocho nietos.