Un plan que te dejará helado
HIGUERAS No parece que las nuevas medidas sobre el ahorro energético vayan a ser eficaces, aunque estéticamente quedan bien
YA ha entrado en vigor el nuevo decreto que tiene como finalidad el ahorro de un 7 por ciento de la energía que consumimos en nuestro país, aunque nadie sabe de qué sesudo análisis sale tal cifra. Estas medidas atentan contra uno de los derechos básicos como es el de libertad de empresa por el que, al igual que en las economías planificadas de la antigua URSS, se le dice al empresario cómo tiene que dirigir y gestionar su negocio. Pero también atenta contra algo más importante: el sentido común de las personas que, muchas veces, no existe salvo cuando te toca al bolsillo.
Pocos empresarios habrá, por no decir que ninguno, que no se haya planteado medidas para reducir el consumo y no necesitan que alguien, desde un despacho y a golpe de decretazo, les imponga decisiones de un negocio que desconocen. Se ha optado por aplicar una tabla rasa a todos, sin tener en cuenta las peculiaridades de la actividad, pues no es lo mismo una gran superficie de Asturias que un supermercado en un solar industrial en Jaén a las cinco de la tarde, donde ni siquiera los grillos, que llevan cantimplora, se atreven a salir a cantar.
Tampoco es lo mismo dos establecimientos cuando el público al que te diriges es distinto. Es de Primero de Marketing, porque una tienda de lujo oferta un entorno agradable, por sus mayores márgenes y posicionamiento, y en una tienda de ‘Todo a 3 euros’ los clientes sólo buscan bajos precios. Y no hablemos de la posible colisión de estas medidas con otras relativas a la salud de los trabajadores.
Por tanto, la falta de adecuación a todas las peculiaridades y la falta de diálogo con los damnificados conlleva unas medidas improvisadas, por decreto, que traen inseguridad a nuestras calles (posibles robos a personas y a tiendas), más burocracia entre los empresarios, mayores inversiones y, posiblemente, una caída de las ventas porque los clientes se sienten incómodos y deciden marcharse. Como somos el país de la picaresca, habrá quien busque en la ley las posibilidades de incumplimiento debido a las brechas por la improvisación.
En definitiva, no parece que estas medidas vayan a ser eficaces, aunque estéticamente quedan bien. Con la recesión en la que estamos entrando por la caída del consumo y la inflación, junto a la subida de cuotas de autónomos, lo que le faltaba a la pequeña y mediana empresa es este plan que no va a aumentar las ventas, sino reducir los beneficios. Eso sí, resilientes y sin corbata porque hay que ahorrar energía, pues todavía nos queda un largo camino de sorpresas y ocurrencias, que nos dejarán helados.