La foto: con mi papá Fofó, sin vacaciones
Lamentablemente, este verano Fofito se queda en casa, en Madrid. Pero no son vacaciones, es un paro forzoso provocado por los terribles incendios que han arrasado las localidades en las que tenían prevista la gira: «No creo que volvamos a actuar hasta octubre». Y mientras su mujer baja a la piscina a refrescarse un rato, Fofito aprovecha para escribir: «Estoy recopilando las mejores anécdotas de mi padre, porque era un hombre con un gran sentido del humor que gastaba bromas a todo el mundo cuando girábamos en verano». Otro incendio, este más pequeño pero no por ello menos doloroso, acabó con un baúl lleno de fotografías y recuerdos que guardaban en casa. «Pero los importantes los llevo conmigo», apunta Fofito mientras desgrana algún ejemplo: «Recuerdo un espectáculo en el que un grupo de 25 bailarinas salían al escenario en una coreografía perfecta, todas agarradas del brazo, en fila. ‘¿Te quieres reír?’, me preguntó. ¡Menuda tentación, claro! Y entonces sacó una pierna por el fondo del escenario y le puso la zancadilla a la primera… Fueron cayendo todas una a una como piezas de dominó». Mi padre era muy amigo de Celia Cruz. Un día, agarró una peluca, uno de sus vestidos, y salió a cantar detrás de ella en el escenario. Hasta que Celia se dio cuenta, claro». Pero él no ha heredado ese gusto por la bromas: «Yo lo que tengo es el vicio de fumar, que lo paso fatal porque no puedo hacerlo ya en ninguna parte. Me va a tocar dejarlo porque por las mañanas se me salen los pulmones tosiendo». Fofito no recuerda haber tenido vacaciones: «Los veranos era nuestra temporada alta. El circo recorría las ciudades de costa y al menos, por el día, podíamos hacer vida de turista. Me acompañaban mi mujer y mis hijas, íbamos a la playa, al chiringuito, la ducha, la siesta y luego, a la noche, al trabajo de papá. Hacíamos vida de veraneo, pero trabajando».