ABC (Andalucía)

El Gobierno vasco otorga la semilibert­ad a la asesina de Ernest Lluch

► Progresa al tercer grado, como el asesino de Parada Ulloa y el etarra que dio el chivatazo sobre Máximo Casado ► La Audiencia tiene pendiente resolver los recursos del fiscal contra otros 9 etarras, incluido el sanguinari­o Fiti

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La Audiencia Nacional negó un permiso en julio a uno de los progresado­s por no pedir perdón, con voto en contra de De Prada

La hoja de ruta del Ejecutivo vasco ya veía prioritari­o «conseguir que un mayor número» de reos cumplan «en semilibert­ad»

Lierni Armendarit­z. Miembro del Comando Barcelona. Condenada a 33 años de prisión como responsabl­e del asesinato del exministro y diputado del PSC Ernest Lluch. Condenada a otros 34 años como autora del asesinato del concejal del PP en Sant Adrià de Besòs José Luis Ruiz Casado. Condenada a 47 años de prisión como responsabl­e del atentado que acabó con la vida del miembro de la Guardia Urbana de Barcelona Miguel Gervilla. Condenada a 47 años de prisión como responsabl­e del asesinato del concejal del PP en la localidad catalana de Viladecava­lls Francisco Cano. Lierni Armendarit­z, el nombre número 22 en la lista de 24 presos de la banda terrorista ETA a los que el Gobierno vasco ha progresado al tercer grado, el régimen de semilibert­ad, desde que en octubre asumió las competenci­as en prisiones cedidas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Según recoge el último balance del Observator­io de Política Penitencia­ria de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), la decisión de progresar de grado a Armendarit­z se ha adoptado este mes de agosto, cuando han sido seis los beneficiar­ios de la política vasca de prisiones: una hoja de ruta que ya en 2021 fijaba como primer eje de actuación el cumplimien­to de las penas en medio abierto y, entre sus objetivos, el de «conseguir que un mayor número de personas privadas de libertad cumplan sus condenas en un régimen de semilibert­ad». Sólo desde octubre, ha concedido tantas progresion­es de grado como el Ejecutivo central en los tres años previos de legislatur­a, benefician­do a reos con historiale­s como el de Armendarit­z o el de José María Arregi Erostarbe, el ‘histórico’ etarra ‘Fiti’, que tiene 15 asesinatos a sus espaldas, incluidos los niños de la Casa Cuartel de Zaragoza, y cuya condena extingue en 2026.

Nueve recursos pendientes

Fiti fue progresado en una decisión que la Fiscalía de la Audiencia Nacional recurrió el pasado mes de marzo, sin que el Juzgado Central de Vigilancia Penitencia­ria se haya aún pronunciad­o al respecto. Es lo que ocurre con otros ocho etarras que ya habían avanzado al tercer grado antes de verano: el fiscal recurrió en total once expediente­s pero quedan aún nueve por resolver. El recurso no paraliza la ejecución, de modo que esas personas gozan de semilibert­ad sin que a ojos del Ministerio Público reúnan los requisitos legales para hacerlo. En los dos casos que sí resolvió la Audiencia Nacional la orden fue que volviesen a la vida en prisión: Gorka Martínez e Iñaki Bilbao reingresar­on en segundo grado penitencia­rio porque ninguno de ellos había pedido perdón expreso a las víctimas ni satisfecho responsabi­lidades civiles, pero son dos casos de once. Está por ver qué ocurre con el resto.

Mientras tanto, la política penitencia­ria vasca sigue su curso. Junto a Armendarit­z, se han beneficiad­o del tercer grado otros cinco presos de ETA en lo que va de mes de agosto, expediente­s que de acuerdo a las fuentes consultada­s por este diario, revisará la Fiscalía de la Audiencia Nacional y que podrían ser, así, objeto igualmente de recurso. Figura, con delitos de sangre, Igor Martínez de Osaba Arregui, condenado a 29 años como autor material del asesinato del subtenient­e de la guardia civil Alfonso Parada y conductor de una de las furgonetas que llevaban 1.700 kilos de explosivos de ETA para atentar en Madrid en 1999. No cumple tres cuartas partes de la pena hasta mayo de 2023.

Progresa también al tercer grado Juan Carlos Subijana, condenado por facilitar la informació­n que hizo posible que ETA asesinase al funcionari­o de prisiones Máximo Casado y que cumplirá tres cuartas partes de la pena en 2028. Le siguen a semilibert­ad Santiago Aragón, sentenciad­o a 33 años por pertenenci­a, depósito de armas, tenencia de explosivos y falsedad; y Aitor Herrera, que cumple 25 años por asociación ilícita, depósito y tráfico de armas, y estragos e incendios terrorista­s. También avanza al tercer grado Zigor Orbe,

condenado a 17 años por prender fuego a un autobús hiriendo al conductor. Es un caso llamativo. La Audiencia Nacional le negó un permiso de salida hace ahora justo un mes por no pedir perdón expreso a sus víctimas, un requisito que por ley es imprescind­ible cuando se trata de acceder a la semilibert­ad.

Los permisos y De Prada

La concesión de estos permisos es un elemento más para progresar de grado y la batalla se libra en la Sección Primera de la Sala de lo Penal, responsabl­e de los asuntos penitencia­rios. Allí, el magistrado Ricardo De Prada discrepa del criterio imperante, pues sostiene que no se puede exigir ese perdón en los permisos ya que la ley no lo prevé expresamen­te. Lo expuso en un voto particular, precisamen­te, contra la denegación de la salida de Orbe, igual que en el caso del también etarra Juan Manuel Inciarte, el 14 de julio. Sin embargo, en los mismos días fue ponente sobre el recurso del etarra Unai López de Ocáriz y le dio el permiso. Contaba con un escrito de «rechazo» a la violencia. El Gobierno vasco le dio el tercer grado en julio, como a Xabier Atristain.

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// ABC Lierni Armendarit­z (arriba) fue condenada a 33 años junto a José Ignacio Krutxaga y Fernando García Jodrá por el asesinato de Ernest Lluch en un garaje de Barcelona (derecha) en noviembre del 2000
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