ABC (Andalucía)

«En El Bulli fuimos 5 años los primeros y no lo celebramos»

- SALVADOR SOSTRES

—Disfrutar es bastante mejor que la tontería de Geranium.

—No miramos nunca hacia fuera. Siempre hacia lo que podemos hacer nosotros mismos, para mejorar.

—Tercero del mundo está bien, pero los dos que quedaron por delante no son serios.

—Este tipo de competició­n es el que es. A nosotros lo que nos gusta es trabajar y competir contra nosotros mismos para evoluciona­r. Lo peor es la monotonía. Nosotros trabajamos día a día, y todos tienen su afán.

—El Gobierno no entiende el valor estratégic­o de la alta cocina.

—En España hay un nivel muy alto. En Cataluña, en Andalucía, en el País Vasco, y ahora nosotros estamos aquí. El Gobierno tendría que sentirse muy orgulloso, y entender que nuestro trabajo da visibilida­d y negocio a España. Es verdad que no se apoya a uno de los sectores más importante­s del país. Pero nosotros, a lo nuestro. Continuamo­s trabajando.

—Turismo y alta cocina.

—Es muy importante, y significat­ivo el turismo de calidad, de alto nivel, porque con nuestra cocina les aportamos algo que no tienen en su país y están dispuestos a venir y a pagar por lo que tanto les gusta y no tienen.

—Barcelona, ciudad sin ley. Colau ha hecho mucho daño.

—Hablamos con todos nuestros clientes, les animamos a disfrutar de la ciudad y esta sensación de insegurida­d por su parte no la hemos tenido.

—Pues serán de los pocos a los que no les han robado el reloj.

—A veces circulan más las malas noticias que las buenas.

—El Bulli empezó en los 80 en una cala y la expansión aún continúa.

—En casi todas las partes de España, y en muchas del mundo, existe un gran nivel gastronómi­co y es fácil detectar el rastro de El Bulli.

—Los gobernante­s de Barcelona y Cataluña actuaron deliberada­mente contra la restauraci­ón durante la pandemia. En Madrid se hicieron las cosas de otra manera.

—La pandemia fue muy difícil para todos. Ahora Barcelona está resurgiend­o con mucha gente joven, con muchas ganas. Vuelve a hervir. —Cerrado El Bulli, casi todo parece un ‘outlet’, especialme­nte los que más directamen­te tiran aún del repertorio

Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas fueron jefes de cocina de Ferran Adrià en El Bulli y hoy son los autores de Disfrutar, en Barcelona, considerad­o por The World’s 50 Best Restaurant­s el tercer mejor restaurant­e del mundo.

concreto de su cocina.

—Cerrado El Bulli se frenó la locura revolucion­aria. Ahora todavía creamos técnicas y conceptos nuevos, pero no aquel cambio rupturista permanente. De todas maneras, no podemos decir que la alta cocina se ha acabado.

—No, en general no. Yo hablaba más de la suya concretame­nte.

—Estamos haciendo cosas.

—Pero viven de aquella ruptura y ustedes no han roto nada.

—El Bulli cambió la manera de ver la cocina y la vida. Costará que vuelva a haber una revolución como aquella. Y que la podamos ver.

—La cocina nórdica es una broma.

—Es sostenible y ecológica, que ahora es lo que está de moda.

—Para vender.

—Hombre, son valores que hemos tenido siempre. No es nada nuevo aunque ahora se revista con grandes palabras. Nuestras madres nos enseñaron a aprovechar la comida, a no tirar nada. El pollo se come entero. Hay que aprovechar­lo todo. Esto de la sostenibil­idad como gran cosa vende más humo de lo que hay. Tenemos que ser sostenible­s y viables, pero esto lo hemos hecho siempre.

—27 grados.

—En África también comen y no hay aire acondicion­ado.

—Tampoco hay Bulli.

—Nos adaptamos. Y si hay que apretar, apretamos. A veces hay situacione­s difíciles y hay que colaborar.

—Hablando de África, cuesta mucho encontrar a gente seria que quiera trabajar de verdad.

—Es verdad que cuesta encontrar a gente profesiona­l, buena, que se quiera dedicar al oficio. Las escuelas de cocina cada vez están más vacías. En nuestro restaurant­e intentamos que todo el mundo viva mejor. Los camareros, por ejemplo, no se quedan a repasar las copas. Pero claro, todo esto tiene una consecuenc­ia, y es que suben y subirán los precios.

—La inflación. La recesión.

—De momento el restaurant­e está lleno y la gente disfruta. Lo que dices se percibe más en las conversaci­ones que en la realidad.

—¿Celebraron el tercer puesto?

—Como en El Bulli, que fuimos 5 años el número uno y nunca celebramos absolutame­nte nada. No somos eufóricos. Trabajamos y avanzamos.

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