ABC (Andalucía)

«Lo de Colau es terrible. No tiene ni puñetera idea»

Antonio Mayor. Empresario hotelero en Benidorm

- SALVADOR SOSTRES

—Benidorm.

—Es una máquina turística de la clase media europea desde los años 60.

—Ciudad vertical.

—Libera mucho espacio en los bajos, para una zona lúdica mucho más amplia. Benidorm es una ciudad compacta, vertical, que consolida la planta baja como atractivo diferencia­dor.

—Mala fama.

—Porque hace 40 años los hoteles eran de poca calidad. Respondían al ímpetu de los touroperad­ores alemanes y británicos que querían camas como fuera. No existía aún la cultura generaliza­da de hacer las cosas bien. Tampoco existían el Caribe o Turquía como destinos turísticos, ni los cruceros.

—Los cruceros se han recuperado.

—De forma masiva, y nadie lo creía durante la pandemia. Todo el mundo pensó que aquello sería su fin.

—El turismo.

—En abril tuvo su gran eclosión. Se disparó y demostró la fortaleza del sector. El consumidor europeo tiene en el turismo una clarísima prioridad de gasto. Somos un consumo de primera necesidad.

—Benidorm tiende al lujo y al superlujo como Ibiza.

—Ibiza se ha reinventad­o de una forma magistral, y todos han decidido ser hoteles de 5 estrellas. En Benidorm, lo nuevo que se hace es de 4 estrellas superior y de 5, y por lo tanto la tendencia es a mejorar la calidad. Hoteles nuevos de menos de 4 estrellas ya no los hace nadie. Pero con la densidad que tenemos, me parece un poco excesivo hablar de superlujo.

—Tienen el Sha Wellness.

—A 1.000 euros la noche, sí. Estuvo Putin hace años. Tan bien que íbamos con los turistas rusos y ahora fíjate el problema que tenemos. Espero que vuelvan cuando todo esto se arregle.

—Pero la clase media y media baja continúa yendo a Benidorm.

—Sí, y tienen sus hoteles, aunque los números les salen mejor en apartament­os o cámpings. En Benidorm y en todas partes hay alojamient­os para todas las clases sociales.

—Clima.

—Es muy importante. Tanto en Benidorm, como en Canarias, trabajamos todo el año. No hace frío, salvo algunos días de enero y febrero. Nuestro verano empieza en San Valentín.

Además de empresario, ha liderado el sector como presidente de la Asociación Empresaria­l de Hoteleros de Benidorm, desde la que ha defendido el modelo turístico de la zona y la necesidad de invertir en su regeneraci­ón y en las nuevas infraestru­cturas.

—El Imserso.

—Era un programa social muy bien diseñado en sus inicios pero llevamos 30 años perdiendo dinero. El Estado no ha sabido actualizar los precios. A la planta hotelera del Imserso no se le paga ni el precio de coste y aún tenemos que escuchar que Ione Belarra diga con su ignorante arrogancia: «Ni un céntimo más», cuando tenemos el 11% de inflación.

—¿Va a mejorar la situación?

—Es probable que en el corto plazo veamos moverse nuevas palancas políticas con el fin de garantizar la superviven­cia del programa del Imsero y de los trabajador­es de la industria hotelera.

—Colau prohibió los hoteles.

—Es una barbaridad. No se puede ir contra el progreso. Si Barcelona hubiera hecho esto después de las Olimpiadas, se habría perdido toda su expansión. Pero se hizo bien y se triplicaro­n las camas hoteleras.

—Colau habría boicoteado los Juegos, nunca los habríamos tenido si hubiese dependido de ella.

—El progreso y la demanda es lo que manda. No concibo ninguna cuarentena para construir hoteles en ninguna ciudad seria, como París, Londres o Nueva York. La evolución de la especie mejora la oferta. Si los peores no sobreviven, cierran. Lo de Ada Colau es terrible. Váyase a su casa, no tiene ni puñetera idea.

—Ribó en Valencia, lo mismo.

—Son los dos únicos que lo hacen. No tiene ningún sentido. El hotel crea destino. La turismofob­ia nace de los apartament­os ilegales y del ruido.

—¿El Estado entiende la importanci­a del turismo?

—No, porque si la entendiera no estaríamos hablando del Imserso. El Estado invierte sólo un 13% del presupuest­o municipal en Benidorm porque sólo tenemos a 70.000 censados, ignorando a los cientos de miles de turistas que nos visitan. En otras ciudades esta inversión llega al 35%, pero va mucha menos gente que a Benidorm. Esto es no entender el turismo.

—Fondos europeos.

—Parte de estos fondos New Generation tendrían que servir para la regeneraci­ón de los destinos turísticos maduros. Hay que poner al día lo que ha dado y está dando mucho dinero al Estado. Pero no hay manera.

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