Armamento procedente de Rusia y la más avanzada tecnología, de China
► Serbia es la principal plataforma de entrada de la influencia de Pekín en Europa
«La solidaridad europea no existe. Eso era un cuento de hadas sobre el papel. Mandé una carta especial a los únicos que pueden ayudarnos y es China», dijo el presidente de Serbia, Alexandar Vucic, hace dos años cuando las autoridades europeas estaban tratando de salir a flote en plena pandemia. China y Serbia han reforzado considerablemente en los últimos años lo que Vucic define como una «amistad centenaria y fuerte como el acero» y que es por ahora el más importante instrumento de penetración de Pekín en esta región europea, en contra de los intereses de la UE y EE.UU.
Rusia ha sido tradicionalmente el aliado más importante para Serbia, pero en lo que llevamos de siglo el régimen de Moscú ha ido perdiendo capacidad tecnológica y económica para ayudar a nadie, salvo en la venta de armamento, mientras que la industria China tiene capacidad tecnológica puntera y sus dirigentes una ambición desmedida por expandirse por el mundo. Aunque Serbia es candidato a incorporarse a la UE desde 2012, los retrasos en el proceso, causados sobre todo por su rechazo a admitir la independencia de Kosovo, que era una provincia suya, le han ido empujando hacia Oriente hasta convertirse en un socio privilegiado del gigante asiático y en estos momentos la principal punta de lanza en la zona después de que Pekín se hiciera con el control de los puertos griegos.
Grandes inversiones
En estos años se han planteado grandes proyectos como expresión de esa cooperación como la construcción de un nuevo puente sobre el Danubio en las afueras de Belgrado, la construcción de carreteras y la mejora de ferrocarriles o la construcción en pleno centro de la capital –ya casi terminada– de uno de los mayores centros culturales chinos en Europa.
Para China, la predisposición serbia a formar parte de la nueva ruta de la seda, que es el proyecto más querido para el máximo dirigente chino Xi Jinping, para Serbia, la falta de escrúpulos políticos en Pekín es especialmente conveniente. Por ejemplo, el Gobierno serbio ha instalado tecnología china de reconocimiento facial en las calles de Belgrado y otros lugares estratégicos del país, que es algo que ninguna normativa europea aprobaría. Y, por supuesto, está incrementando sus compras de material militar de fabricación china.