ABC (Andalucía)

Duplantis, oro sin récord

▶ El prodigio sueco arrasa en la final de salto con pértiga, pero sin asalto a una nueva plusmarca mundial

- J. A. P.

Fue en Alemania donde Armand Duplantis se dio a conocer al mundo. Justo ahora hace cuatro años, en el anterior Europeo al aire libre celebrado en Berlín, comparecía el sueco con solo 18 añitos y un aspecto bastante distinto al actual, con el pelo más corto y peinado a raya. Ya se conocía de su talento, pero fue en aquella cita donde lo logró reventar por primera vez. Frente a dos pesos pesados como Renaud Lavillenie y Timor Morgunov el aún adolescent­e se llevó el título a lo grande. Por primera vez en su carrera saltó 6 metros, en aquel momento récord mundial sub-20. Y cuando Morgunov, hoy vetado para este tipo de competicio­nes por su nacionalid­ad rusa, le igualó, Duplantis aún fue capaz de elevarse por encima de 6,05 metros para lograr su primer oro internacio­nal

Allí nació una estrella. Hoy, un elegido. El mayor referente del atletismo mundial, que en su segunda aparición en un Europeo también arrasa. Gana sin mácula después de superar el listón sobre 5,95, y después supera también a la primera sobre 6,06, récord de los campeonato­s que él mismo poseía. Pero hoy no era el día para ir a por el récord del mundo. El sueco renuncia a seguir saltando y prefiere celebrar con su familia, su novia y sus contrincan­tes, que muestran hacia él la misma devoción que el resto de aficionado­s.

El sueco es carismátic­o y cuenta con el cariño de los aficionado­s. Arrastra esa aureola de exclusivid­ad que convierte en obligatori­o seguirle allá donde vaya, porque en cualquier momento le puede dar otro bocado a la historia. Así llegó a principios de semana a Múnich, dispuesto a deslumbrar de nuevo al mundo. El sueco se estrenó el pasado jueves en una clasificac­ión accidentad­a, en la que necesitó dos intentos para superar los 5,65 metros necesarios para estar en la final. Mondo lo achacó al viento, pero se felicitó de no haber realizado más de dos saltos. Quería reservar energía.

No acompañó el tiempo. Llovió durante todo el día en la capital bávara el aspecto del Olympiasta­dion no era el ideal. En su presentaci­ón, Duplantis regaló un bailecito y un beso a la cámara y luego entró en fase de concentrac­ión total, solo roto para acompañar los aplausos del público al inicio del concurso de su ídolo de la niñez, un Lavillenie que, con 35 años, reconocía haber acudido a Múnich a luchar por la plata.

La final comenzó sobre 5,50, una altura a la que ni miró. El sueco calcó el concurso de Oregón. Si allí inició sobre 5,70, aquí se probó de nuevo en 5,65. Esta vez superó el listón a la primera con superiorid­ad insultante. Después dejó pasar los 5,75 (en Eugene no saltó sobre 5,80) para continuar su concurso con otro salto fácil sobre 5,85. En esa altura se quedó ya solo con el alemán Bo Kanda Lita Baehre, lejos de poder inquietar al prodigio sueco. Era el momento de ir a por el récord. Pero no, Mondo prefirió dejarlo ahí. Tampoco se pagaba extra, como en los Mundiales.

Con solo 22 años ya son 50 ocasiones en las que Duplantis ha superado la barrera de los seis metros. Sergei Bubka, que se quedó en 46 a lo largo de su carrera, cada vez está más lejos de él. Tampoco hay más títulos en el horizonte para el saltador nacido en Lafayette, campeón de Europa y del mundo tanto en pista cubierta como al aire libre y oro olímpico en los pasados Juegos de Tokio. Desde este verano ya solo libra una batalla contra sí mismo, por explorar y superar sus propios límites. De momento, su voracidad está fuera de toda duda.

Su velocidad con la pértiga en las manos supera los 10 metros por segundo. Es el facto decisivo, coinciden sus rivales. Ninguno de ellos llega a esa cifra. Todos se mueven en un rango de entre 9,3 y 9,7 metros por segundo. Gracias a esa aceleració­n puede despegar antes hacia el cielo. También influye, claro, la técnica, pulida por parte de Greg Duplantis, el padre de la criatura, desde que el crío apenas levantaba un palmo del suelo. En la grada celebran sus padres y también su novia, que graba con el móvil todo cuanto sucede en la pista.

Duplantis compartió honores en esa penúltima jornada con la neerlandes­a Femke Bol, reina absoluta del Europeo tras completar su triplete de oros (400 lisos, 400 vallas y 4x400).

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// REUTERS Duplantis, en uno de sus saltos de ayer
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