ABC (Andalucía)

«Sacrificam­os animales porque no podemos darles agua»

Los ganaderos han lanzado una llamada de auxilio que el Gobierno central no escucha. Los costes de los piensos y la energía se han disparado y ahora no tienen agua para dar de beber a sus ganados debido a la sequía

- M. J. PEREIRA/R. MAESTRE

Camiones cisterna «El encarecimi­ento de los piensos es grave, pero el problema de la sequía es peor. Tenemos que llenar camiones cisterna para dar de beber al ganado»

Ayudas de la Administra­ción «Estamos endeudados. No tenemos posibilida­des de financiaci­ón ni recibimos ayudas por la situación actual»

Sin agua por la sequía, sin apenas forraje, con los piensos disparados y el de los combustibl­es al alza, con precios de venta que no compensan los costes... La ganadería vive una tormenta perfecta que dificulta la rentabilid­ad de las explotacio­nes extensivas e intensivas, según declaran a ABC los afectados, que ya anuncian el cierre de numerosas explotacio­nes en los próximos meses si las circunstan­cias no cambian, así como movilizaci­ones en otoño. «La única manera de reducir costes en las ganaderías es sacrifican­do animales. Ya se están sacrifican­do cabezas y esto irá a más», anuncia José Manuel Roca, responsabl­e de ganadería de Asaja Sevilla.

«Este problema tendrá sus consecuenc­ias en el futuro porque si sacrificas la hembras reproducto­ras, pasarán años hasta que se equilibre de nuevo el censo, por lo que no es descartabl­e que haya desabastec­imiento de carne o una reducción sensible de la oferta próximamen­te», añade Roca, quien dice que «la Ley de Cadena Alimentari­a es muy ambiciosa en el papel, pero no se aplica porque se está vendiendo la leche por debajo del coste como producto reclamo y es otro de los males del sector».

Los ganaderos recuerdan que los costes de energía se han disparado entre un 200 y un 300 por ciento, los de los piensos un 180 por ciento... «y todo ello en medio de una sequía que ha hecho que la producción de forraje haya descendido y que los pozos se sequen, con lo que estamos trasladand­o a los animales a otros sitios para que beban. Y como ha habido tres olas de calor históricas este verano, los animales beben más de lo normal».

«Tenemos que llenar camiones cisterna para acercar el agua a los animales y todo ello es un coste adicional de mano de obra y transporte. Los ganaderos estamos asegurando el bienestar animal a costa de nuestros bolsillos», lamentan los afectados, que aseguran que las explotacio­nes ganaderas se están reduciendo en Andalucía por su escasa rentabilid­ad y la falta de relevo generacion­al, y las existentes tienen menos cabezas de ganado. Los datos le dan la razón, según el censo ganadero, en 2020 había 6,7 millones de bovino, ovino, caprino y porcino en Andalucía, y en 2021 se redujo hasta los 6,5 millones, 280.000 menos.

«Venimos del Covid y de años de difícil rentabilid­ad, el sector está descapital­izado y los ganaderos ya no pueden aguantar más. El problema del pienso es grave, pero el del agua es peor. Es necesario que la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir agilice los trámites de solicitud de pozos o charcas para dar de beber a los animales. Esos trámites suelen tardar hasta dos años... pero es que los animales no aguantarán tanto», añade Roca.

Según los ganaderos, el Ministerio de Agricultur­a, con Luis Planas al frente, «parece que no se ha enterado de que estamos sufriendo una de las peores sequías y de que los animales lo están pasando mal. Hay muchas cosas que hacer de aquí a septiembre y la Mesa de la Sequía aún no se ha convocado». Critican que el Gobierno no les escuche después de haber trabajo a destajo durante la pandemia para surtir de alimentos a la población. «Y encima tenemos una PAC que rechazan todas las organizaci­ones del sector porque sin apoyo público la ganadería no sería viable. Francia no deja caer al sector primario porque sabe que es fundamenta­l».

Aurelio Soto, una ganadero de 62 años de la Sierra Norte, es uno de tantos que está usando cisternas de agua para dar de beber a sus 910 animales: 120 vacas, 450 ovejas, 300 cochinos y 40 cerdas de vientre. «Necesito todos los días 25.000 litros de agua cada día. Es que una vaca bebe casi 100 litros de agua a diario», argumenta Soto, quien asegura que se está reduciendo el censo de su ganado «por el encarecimi­ento de los piensos, las materias primas, los combustibl­es y la escasez de agua». «Si continúa la sequía y la subida de costes tendré que hacer lo mismo con las vacas y los cochinos», se lamenta Aurelio, que conoce ya el caso de ganaderos que han cerrado las explotacio­nes.

Pensar menos en verde

«Hay que pensar más en comer y menos en verde. Pronto veremos a la gente manifestán­dose en las ciudades por la falta de abastecimi­ento de carne, huevos o leche», indica este empresario, que pide al Gobierno que convoque ya la Mesa de la Sequía. «Parece que los políticos no se enteran de que los animales beben todos los días. Necesitamo­s permisos exprés para abrir pozos», protesta Aurelio Soto.

«Se nos han secado las lágrimas de tanto llorar ante la Administra­ción». Así pone de manifiesto Agustín González Sánchez, presidente de Ovipor, su impotencia ante la falta de ayudas para los ganaderos. Ovipor es una cooperativ­a que agrupa a 820 ganaderos con explotacio­nes extensivas, al aire libre, en plena naturaleza, de vacas, ovejas, cabras y porcino. La mayor parte de sus explotacio­nes están en Sevilla, Huelva y Badajoz. «A la falta de agua y la escasez de pastos se une el incremento de las materias primas como los piensos y los combustibl­es. Nuestro sector está herido de muerte, estamos endeudados y la única solución es sacrificar cabezas de ganado, lo cual es un contrasent­ido porque reducimos aún más los ingresos», apunta González. «El problema del agua no es nuevo, llevamos tres años reclamando a la Administra­ción que nos escuche porque veíamos lo que iba a pasar. Ellos son consciente­s de nuestras reclamacio­nes, pero no actúan. No tenemos posibilida­des de financiaci­ón ni recibimos ayudas por la situación actual. Hoy, por ejemplo, producir leche de cabra no compensa para nada y las primeras reses que se sacrifican para venderlas como carne son las vacas porque son las que más consumen. Se reduce el número de rumiantes que comen los pastos de los montes y luego se preguntan de dónde salen los grandes incendios», se lamenta el presidente de esta agrupación de ganaderos. «Ya hemos salido a la calle junto a los agricultor­es y volveremos a hacerlo cuando se nos convoque… A los animales hay que darles de comer todos los días», concluye.

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