Rabat maniobra para sumar beneficios a las cesiones de Sánchez
► Acuerda con la Comisión Europea la transferencia de 500 millones para luchar contra la inmigración ► Bruselas considera a Marruecos «un socio estratégico» que recibirá cada vez más dinero
España se ha quedado sin margen de maniobra para influir en la política del norte de África, una vez que Marruecos ha proclamado como elemento consolidado la posición española respecto al Sahara Occidental a favor de sus intereses y ha conseguido además que la Unión Europea le recompense con un aumento sustancial de fondos dedicados al control migratorio, sin incluir reproches a la acción de sus fuerzas de seguridad en la frontera de Melilla.
Las palabras de Mohamed VI en un discurso tan significativo como el del pasado sábado elogiando abiertamente el cambio de posición del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, constituyen la reafirmación solemne de una posición diplomática favorable a sus intereses respecto a la excolonia española. Esta vuelta de tuerca por parte de Rabat coincide además con los anuncios en Bruselas de un aumento de los fondos que se otorgarán a Marruecos para el control migratorio a pesar de que el número de pateras no ha dejado de aumentar en su conjunto, al menos en la fachada atlántica.
El discurso de Mohamed VI con motivo de la Fiesta del Rey y del Pueblo –que conmemora la independencia del país después de la época de protectorados francés y español–, constituye un gesto poco habitual en los usos diplomáticos porque se atribuye unilateralmente la interpretación de una decisión política que ha causado amplia división en el Congreso de los Diputados y le atribuye además la condición de irreversible, por encima de la opinión de futuros gobiernos.
El problema de Argelia
«Valoramos la posición clara y responsable de nuestra vecina España que conoce bien el origen y la verdad de este conflicto. Esta postura positiva ha abierto una nueva etapa de asociación entre Marruecos y España que no sea afectada por la contingencia regional [en referencia a las tensiones con Argelia] ni las evoluciones políticas internas [la división política en España]», afirmó el monarca marroquí en lo que puede considerarse como una extensión de su política de hechos consumados. Esta intervención empezó con la publicación de la carta que le envió Pedro Sánchez en la que consideraba positivamente la posibilidad de que el territorio en disputa se convierta en una región marroquí con estatuto de autonomía.
Las palabras del monarca hacen aún más complicado para el Gobierno intentar enfocar la rehabilitación de las relaciones con Argelia, que ha reducido sus contactos con España estrictamente al campo del comercio de hidrocarburos y aún en este caso aplicando condiciones cada vez más onerosas. Si el presidente del Gobierno esperaba embaucar al régimen marroquí con una formulación difusa sobre el Sahara, Mohamed VI ha demostrado con este discurso que es él quien que marca los tiempos y determina los contenidos de la posición española.
Estos acontecimientos coinciden con el anuncio en Bruselas por parte de fuentes comunitarias de un incremento considerable de los fondos europeos atribuidos a Marruecos para el control de los flujos migratorios. Estos aumentan de 346 millones en el anterior periodo presupuestario a los 500 millones en el presente, a pesar de que el numero global de llegadas ilegales solo se ha reducido en el Mediterráneo pero se mantiene o incluso ha aumentado en el Atlántico, con destino a Canarias. Esta vía es mucho más peligrosa para los inmigrantes y más complicada para gestionar por parte de España porque obliga a transportar activamente a los inmigrante sin papeles a la Península para descongestionar el sistema de acogida en el archipiélago, aunque ello sea muy mal visto por el Gobierno francés, que sabe que casi todos ellos van a acabar en su territorio.
El pasado 8 de julio visitó oficialmente Marruecos la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, acompañada por el ministro español Fernando Grande-Marlaska en la que acordaron que la Unión Europea quería establecer una nueva asociación operativa contra el tráfico de perso
nas con este país y en la que tampoco se abundó sobre los dramáticos sucesos en la valla de Melilla del 24 de junio en los que murieron al menos 24 personas durante una violenta intervención de las fuerzas del orden de este país para contener un intento masivo y violento de entrar en la ciudad española. Lejos de cualquier reproche, el nuevo enfoque prevé un apoyo en la gestión de fronteras, la cooperación policial reforzada y una mayor cooperación con las agencias europeas.
Para Bruselas, Marruecos «es un socio estratégico y comprometido» que se beneficiará de las políticas europeas en materia de control de inmigración, lo que quiere decir que recibirá cada vez más dinero para cumplir con sus obligaciones naturales. Aunque no llega al nivel de Turquía, que obtiene cantidades aún mayores, Marruecos es uno de los mayores beneficiarios de la cooperación comunitaria.
En toda esta combinación de maniobras, el margen de intervención de España se reduce en todos los campos, mientras que el régimen marroquí obtiene cada vez más ventajas, sin que se conozca cuáles pueden ser las contrapartidas que haya podido obtener el Gobierno español.