ABC (Andalucía)

De las manos a los penaltitos

- MARTÍNEZ MONTORO

La polémica arbitral de otros años se centraba, una jornada sí y otra también, en las manos dentro del área. El sábado en Balaídos se sancionaro­n correctame­nte como penalti la de Tapia y la de Militao. Eso sí, en ambos casos el balón iba hacia portería y por tanto se debía sancionar con cartulina amarilla a los infractore­s. Tapia la vio, pero Militao no. En Mallorca, el VAR avisó de forma acertada a González Fuertes de que una mano de Battaglia debía ser sancionada como penalti.

Este año se quería mejorar en la protección a los jugadores, castigar el juego brusco grave y las conductas violentas. Se expulsó por eso a Sergi Gómez por una supuesta agresión a Camello, en el Espanyol-Rayo. No me lo pareció. Aunque el balón no está a distancia de ser jugado, me parece que es un golpe en el pecho , no en la cara , y por tanto amarilla.Sin embargo, Ocampos sí merecía la roja por su dura entrada sobre Olaza en el Sevilla-Valladolid. Sólo fue amonestado. Y además desató una tangana que derivó en tres expulsione­s.

Sin embargo, Ocampos sí merecía la roja por su dura entrada sobre Olaza en el Sevilla-Valladolid. Sólo fue amonestado. Y además desató una tangana que derivó en tres expulsione­s.

Y luego están otra vez los famosos penaltitos. Se sancionó uno de Battaglia a Fekir en el Mallorca-Betis, de risa. Pero no uno de Nianzou a Guardiola, en el Sevilla-Valladolid, al considerar­se mínimo el contacto. Aciertan en no sancionar. Esta desigualda­d de criterios es donde más se debe trabajar.

Un partido que tuvo mucho que arbitrar fue el Atlético-Villarreal. El gol anulado a Gerard Moreno, bien anulado. Aunque el balón le golpee de forma involuntar­ia en la mano, el árbitro tiene que invalidar el tanto inmediatam­ente.

Bien expulsado estuvo Nahuel Molina. Golpea voluntaria­mente a Baena con un medio empujón-puñetazo. Sí tuvo que mostrarle la segunda amarilla al agredido por ir desplazand­o el balón lejos de donde se debía sacar la falta.

Pero lo más incomprens­ible es cómo no tenemos el sistema Ojo de Halcón para poder asegurar al 100% si un balón traspasa la línea de gol. El cabezazo de Carrasco que para Rulli en el Villarreal posiblemen­te no entra del todo, pero no se acaba de comprobar científica­mente.

Esto es lo que deja una segunda jornada que volvió a dejar errores arbitrales y acciones polémicas.

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