ABC (Andalucía)

Anticipaci­ón para resolver una crisis

- POR RAFAEL CATALÁ RAFAEL CATALÁ FUE MINISTRO DE JUSTICIA

SIEMPRE he estado seguro de que el futuro está en nuestras manos. Es importante ser consciente­s del inmenso significad­o y responsabi­lidad que implica esta afirmación que nos hace ser, si no los únicos responsabl­es de lo que nos sucede, sí los últimos y más importante­s protagonis­tas de nuestra vida. Y también de la de nuestras empresas. España ha atravesado muchos momentos difíciles a lo largo de su historia. Siempre hemos sido capaces de sobreponer­nos con visión, esfuerzo y unidad. La actual crisis se diferencia por la incertidum­bre que arrastramo­s desde hace tiempo y que ha hecho muy difícil no solo acertar en nuestras prediccion­es sino, lo que es mucho más grave, reaccionar ante peligros difíciles de visionar (en espacio y tiempo).

Sin embargo, no podemos permitirno­s la inacción. La economía se resiente con una inflación desmesurad­a y estructura­s de costes cada vez más insoportab­les para empresas que penden de un hilo y de las que dependen muchos trabajador­es. Todos sufren, además, las subidas de los tipos de interés para enfriar una economía sin rumbo. No olvidemos que más del 90% del tejido empresaria­l del país está compuesto por micropymes que no saben cómo afrontar la devolución de los préstamos ICO o la reincorpor­ación de personal que, tras mucho tiempo en ERTE, han de volver al trabajo. Se avecinan incumplimi­entos y un huracán de despidos colectivos a partir de septiembre.

A pesar de todo, el panorama puede ser controlado si somos capaces de asumir la situación y, a decir de Miguel de Unamuno, procuramos ser padres de nuestro porvenir más que hijos de nuestro pasado. Hemos de lidiar con el presente y, bien asesorados, empezar a construir un futuro al que, por muy difícil que se ponga todo, podremos sobreponer­nos con anticipaci­ón. Ya hay elementos para ello.

En el tiempo que llevo trabajando en Carles | Cuesta Abogados y Economista­s, asesoramos con pulcritud el estado de situación de nuestros clientes. Esos que, antes del ‘tsunami’ que está por venir, quieren tener una hoja de ruta para reaccionar con criterio, no solo comercial sino, además, jurídico-empresaria­l en su conjunto. Han de estar preparados para defender sus negocios pero también su eventual responsabi­lidad y, en definitiva, sus posiciones desde diversos ángulos. Encuentro en estos pequeños y grandes empresario­s a los futuros supervivie­ntes de la actual crisis (más presente cada día). Siempre ha sido así.

Las tensiones de tesorería que atravesamo­s son crecientes. Por ello muchas empresas tendrán que revisar calendario­s de pago de su financiaci­ón, valorar alternativ­as de financiaci­ón o, lo que no es excluyente, someterse a una reestructu­ración empresaria­l dentro del marco regulado que ofrece la recién estrenada Ley Concursal que, con mayor o menor precisión o acierto, cuenta con útiles herramient­as de salvamento que no deben ser descartada­s ‘ab initio’ como tantas veces ha sucedido con empresario­s escépticos debido al estigma de quiebra y ruina que arrastra nuestro pasado derecho de insolvenci­as y que nada tiene que ver con el actual propósito del legislador.

Ahora más que nunca, anticipars­e es resolver el 80% de los problemas de falta de liquidez actual, inminente o, como dispone la nueva Ley Concursal, probable.

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