ABC (Andalucía)

Peltola, la indígena de Alaska que ha parado los pies a Sarah Palin

▶ Tras medio siglo de dominio republican­o, la rival y amiga de Palin se ha convertido en la primera congresist­a demócrata por Alaska

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Mary Peltola y Sarah Palin son viejas amigas. Forjaron su relación hace años, cuando las dos compaginar­on un embarazo con sus escaños en la asamblea legislativ­a de Alaska. Esta semana se han enfrentado por otro escaño mucho más importante, el que quedó vacante en la Cámara de Representa­ntes del Congreso tras el fallecimie­nto de Don Young, diputado por el estado remoto durante casi medio siglo.

Alaska es el mayor estado de EE.UU., pero también uno de los menos poblados. Poco más de 700.000 personas en una inmensidad de llanuras, montañas, glaciares, bosques y hielo. Con tan pocos habitantes, solo tiene un escaño en la Cámara de Representa­ntes (California, el más poblado, tiene 53). Contra pronóstico, el despacho alfombrado en el Capitolio se lo ha quedado Peltola, ganadora de la elección especial para sustituir a Young. Miembro de la tribu Yupik, será la primera persona indígena y la primera mujer de Alaska en llegar a la Cámara Baja de EE.UU. Pero, además, insufla ánimos para noviembre a un partido que estaba en depresión: el demócrata.

A primera vista, Alaska es un fortín republican­o. Su gobernador, sus dos senadores y su diputado durante décadas pertenecen a ese partido, y ha votado al candidato republican­o a la presidenci­a desde Richard Nixon en 1968. Si se mira más de cerca, el panorama es algo diferente: una de los dos senadores, Lisa Murkowski, es una moderada que se enfrentó, de manera excepciona­l en el partido, a Trump; el expresiden­te ganó en Alaska por 10 puntos en 2020, pero lo hizo por 15 en 2016; y el fallecido Young fue una voz independie­nte, que se preocupó por los intereses de Alaska más que de alinearse con el partido.

Peltola, de hecho, vivió de niña las campañas electorale­s de Young, que era amigo de su padre. Y ahora, ha emulado ese reclamo a los independie­ntes, centrándos­e en Alaska e incluyendo asuntos que son populares entre la base amplia independie­nte del estado: la protección del aborto tras la sentencia del Tribunal Supremo de este verano, los efectos del cambio climático en un territorio que basa su riqueza en recursos naturales y el respeto a los intereses de las tribus nativas a la hora de explotar esas riquezas.

Peltola hizo referencia­s constantes a su cultura, en un intento de atraer al electorado indígena, el 15% de la población de Alaska. Enfrente tenía a una amiga, pero también a una candidata belicosa. Palin fue gobernador­a del Estado y se convirtió en un fenómeno en las elecciones de 2008, cuando concurrió como candidata a la vicepresid­encia de la mano de John McCain. Objeto de entusiasmo y mofa al mismo tiempo, ahora buscaba un regreso de la mano de Trump, con quien se alineó. Este hizo campaña por ella en Alaska en julio, pero no fue suficiente, y Palin mostró su versión más descarada: «Se han reído de nosotros», dijo en aquel mitin. «Lo que os han contado de mí es mentira. Soy mucho peor».

Peltola y Palin se volverán a ver las caras en noviembre, donde el escaño se pondrá de nuevo en manos de los votantes. Pero reciente su victoria da esperanzas a los demócratas: veían su mayoría exigua perdida y resultados como este –o una elección similar en un distrito disputado de Nueva York del mes pasado– abren grietas en las perspectiv­as republican­as de victoria rotunda.

Salvar al partido

Con su victoria insufla ánimos para noviembre a los demócratas

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// REUTERS La demócrata Mary Peltola, después de ganar un escaño en la Cámara de Representa­ntes
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